En el último discurso del presidente Ollanta Humala explica no perder la confianza de los empresarios para que inviertan en el País, porque se preocupa de las inversiones de los empresarios extranjeros, dentro su política de inclusión social también los empresarios peruanos realizan pequeñas inversiones con el fin de dinamizar la economía de nuestras regiones.
En este propósito de destrabar las inversiones para que el país continúe con un ritmo de crecimiento mayor 6% de PBI, es preciso indicar que en la región de Madre de Dios, la actividad minera que está en proceso de formalización existen trabas burocráticas que desalientan la inversión; prueba de ello es que los pequeños mineros que tienen su declaración de compromisos, documento para el inicio del proceso de formalización, y han presentado su instrumento de gestión ambiental correctivo –IGAC- hasta la fecha no se ha aprobado ningún IGAC por la autoridad competente.
Entonces, nos preguntamos ¿quién falla en este proceso de formalización minera en Madre de Dios? ¿Los mineros que presentaron sus IGAC o el Estado que a pesar que exige mediante normas legales y dentro de los plazos no lo resuelve? El hecho de que en la región de Madre de Dios no se tenga ni un IGAC aprobado con resolución directoral regional, es un claro indicador de que el proceso de formalización no está avanzado, y concluido el plazo para formalizarlo ¿quiénes serán los culpables?
Es preciso que dentro de sus políticas de inclusión social, el presidente aliente las pequeñas inversiones de empresarios peruanos de todas las regiones del país. Quiero ver la pro-actividad que muestran los ministros a los empresarios extranjeros, no obstante, los empresarios peruanos también invertimos en lugares donde el Estado se acuerda solo cuando encuentran reservas de petróleo, gas o yacimientos de minerales con el fin de interceder con la población para que ellos exploten sus reservas y/o yacimientos.
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