Ahora que el Gobierno reanudó, ante la presión mediática, las interdicciones en Madre de Dios, medida que todos apoyamos, vemos la inmediata reacción de los mineros. Esto se debe a que se prometió no iniciar interdicciones y, por falta de precisión o mala comunicación, los mineros entendieron que esta “no interdicción” incluiría a los que están en proceso de formalización y también a los ilegales.
Los mineros creen que con más presión podrán retrasar el plazo de formalización, para continuar con sus actividades al margen de la ley.
Ya hemos visto los peruanos cómo estos supuestos pequeños y pobres mineros poseen equipos y maquinarias que no tienen nada que envidiar a la gran minería. Pero ellos trabajan sin pagar impuestos, sin dar seguridad a sus trabajadores y destruyendo nuestro ambiente y envenenando con sus residuos de mercurio los ríos, a los peces y a la población de Madre de Dios. Esperemos que el Gobierno continúe con las interdicciones.
No puedo dejar de referirme y rechazar las amenazas contra la vida que habrían sido hechas por algunos dirigentes mineros a los ambientalistas que trabajan en Madre de Dios y que fueron difundidas por algunos medios. Además, habría que ver quién ha financiado toda esa parafernalia de polos estampados y cascos amarillos de los mineros. Ya quisiéramos verlos con estos implementos de seguridad en su trabajo al menos.