LORETO. Cabe empezar esta historia aclarando que no es un abordaje completo al tema. Se trata de un primer acercamiento o esbozo de cómo es la situación de las chicas trans en los pueblos originarios de Loreto. Es importante tener en cuenta que la cosmovisión amazónica alberga un abanico de expresiones de género que no calzan en el binarismo hegemónico occidental. La diversidad sexual en las comunidades existe, solo que no se habla del tema de la transición corporal. De ahí que ocurran hechos como los que nos contarán sus protagonistas a continuación.
Para esta nota entrevistamos a Carol Ríos, coordinadora del proyecto «Oportunidades Transcendentes» de Iquitos, quien es mitad kukama kukamiria y activista por los derechos de las mujeres trans. Organiza talleres vivenciales para el desarrollo interpersonal e intrapersonal de las chicas trans de esa ciudad amazónica. Este proyecto mencionado es desarrollado por la organización Trans Organización Feminista.
Las chicas salieron jóvenes de sus casas porque se produjeron intentos de asesinato, cuenta Carol: “Tuvieron que huir y venir por acá. Muchas trabajan limpiando casas o, el primer nexo, trabajo sexual. Muchas de las chicas no han terminado la secundaria o la primaria, en muchos casos. Es muy difícil comunicarse para ellas. Hay muchos obstáculos». Por ello, en la red trans se organizan talleres para que puedan conectarse y expresar sus ideas y sentimientos. Se trata de talleres vivenciales sobre autocuidado.
Escapar o ser expulsadas
Escapar de las comunidades está muy presente entre las chicas trans de los pueblos amazónicos. En el documento «Diagnóstico sobre la situación de las adolescentes trans femeninas provenientes de la Amazonía peruana», elaborado por Ximena Salazar, Alfonso Silva Santisteban y Jana Villayzán, se habla del “escape” de las comunidades como una suerte de expulsión.
Para ilustrar cómo se dan estas circunstancias de violencia en las que se recurre a la acción de escapar, presentamos la historia de dos chicas que han participado en el proyecto Oportunidades Transcendentes. Veamos.
Esta joven prefiere hacerse llamar Alejandra. Viene del centro poblado de Providencia y tuvo que independizarse de su familia a los 10 años, a causa de la discriminación que esta perpetraba contra ella; en especial sus abuelos. Alejandra, tras escapar, se fue a trabajar para la mamá de su tía. Allí «sí me aceptaron y me apoyaron para que pueda ser quién soy”, explica.
Por otro lado, una joven llamada Cris comienza su relato diciéndonos: “Soy de un pueblo a tres o cuatro horas de Iquitos”. Ella es del pueblo Tamshiyacu, situado en el distrito de Fernando Lores, en la provincia de Maynas, región Loreto. “Yo llegué a Iquitos en bote”, continúa. «Migré de mi pueblo en el 2011, por motivo de discriminación por parte de mi papá cuando comencé mi transición a los 13 años. Salí del colegio por discriminación. Me quedé en segundo de secundaria», añade.
Al respecto, Jana Villayzán, directora ejecutiva de la Red Trans -alma mater de las organizaciones trans del país- analizó el contexto social desde donde se gestaron los casos que hemos presentado: «Se ha romantizado a las comunidades indígenas andinas o amazónicas. Muchas de estas chicas, en la organización, no vienen de las ciudades y capitales de los distintos departamentos. Vienen de las riberas de los ríos. Vienen de aldeas asháninkas, shipibas, etcétera. Desde pequeñas presentan expresiones de identidad que no corresponden con su sexo y las golpean, las maltratan, las queman y tienen que huir. Las comunidades indígenas no son inmunes a la misoginia y al machismo, ni a la homofobia ni la transfobia».
Teniendo en cuenta lo anterior, le preguntamos a Carol Ríos, ¿Cuál es el reto del movimiento trans para combatir esto?
“Para nosotras, como movimiento, seguir con el acompañamiento y soporte que ofrecemos. Muchas vienen solas. Imagínate cuán doloroso es. El reto apunta a fortalecer esa autoestima que no han construido. También ser reconocidas por el Estado. Y para ellas el reto es entender que están ahora en un espacio seguro con nosotras. Hay que verbalizar los traumas y hablar de manera positiva. Ese afecto es lo que muchas necesitan”, resalta.
Cabe decir que este es un proyecto únicamente para mujeres trans, desde Oportunidades Transcendentes, implementado por Trans Organización Feminista. El proyecto se desarrolla en las ciudades de Iquitos, Piura y en Lima; y lo que busca es este espacio para que las mujeres trans puedan venir y sentirse cómodas, hablar y aprender. Convertirse en defensoras de los derechos humanos, pero para ello, antes ellas mismas deben fortalecerse.
Discriminación sistemática
Al preguntarle a Ríos sobre la presencia que debería tener el Estado peruano frente a las situaciones de discriminación, responde agudamente que primero se necesitan sentar las bases de información básica:
“Si el Estado mismo tiene límites para abordar el tema en la ciudad, donde tenemos la información, imagínate en comunidades. Hay docentes, gente de los puestos de salud, donde no tienen esa información. No son un soporte frente a la falta de información de la familia. Se vuelven incluso victimarios. No apoyan al proceso, sino revictimizan a las compañeras”.
Estos problemas también los podemos encontrar en el documento «Diagnóstico sobre la situación de las adolescentes trans femeninas provenientes de la Amazonía peruana». En este estudio se les llaman “limitaciones estructurales” y existen en las historias parecidas de varias mujeres. A continuación, Cris nos deja ver en su experiencia propia estas violencias estructurales, para las cuales es importante la interseccionalidad.
Como vimos y como veremos a continuación, muchas veces, por estas violencias estructurales, se recurre al trabajo sexual como uno de los pocos oficios que puede ejercer una mujer trans como consecuencia de la discriminación y la falta de información. La discriminación es transversal y afecta el ejercicio de los derechos humanos. Se ve en el acceso a la educación, salud, trabajo, entre otras áreas.
Cris nos comenta más sobre su experiencia: “Viví dos o tres años, con una amiga -que en paz descanse- y a los catorce años salí a las calles. Mi amiga trabajaba en la plaza de Iquitos. No podíamos ejercer muchos otros trabajos. Nos decían ‘vístete tal como eres, ponte un pantalón y un polo, córtate el cabello y las uñas”.
Añade que las personas que trabajan en salud, por ejemplo, son un problema. «En las postas te miran y te dicen (aunque estés con una blusa y falda) por tu nombre del DNI. Hay muchas quejas por eso. Yo no me levantaba cuando me llamaban y me iba a quejar con la enfermera: ‘Por favor llámenme por mi apellido porque yo no me voy a levantar’. Además hay bastante gente que se burla y murmura entre ellos”, comenta.
Así, se dejan ver dificultades que a raíz de la discriminación afectan el acceso de las mujeres trans a distintos derechos como a la educación, la salud, el trabajo, entre otros.
Sobre las diversidades sexuales en la Amazonía
Víctor Cava, en su artículo «Nicole, reina de Macas: El impacto del trabajo asalariado sobre el activismo trans en la Amazonía ecuatoriana«, menciona que, en muchos casos, la concepción clásica de lo LGTB marginaliza también a grupos indígenas ya que solamente reconoce entendimientos euroamericanos de género y sexualidad.
Como explica la antropóloga Luisa Elvira Belaunde en su libro «Sexualidades Amazónicas : Género, deseos y alteridades», ante una diversidad de sexualidades debe haber múltiples aproximaciones. Las diversidades sexuales, o de identidad de género, existen donde sea. En las comunidades amazónicas es posible transitar entre sexualidades diversas, pero no a la manera de corporalidad trans que se experimenta en lo urbano. La transformación física es un paso que es más compatible con modelos occidentales, según opinan algunos académicos.
Sin embargo, Ríos no opina lo mismo: “Esa creencia errónea invisibiliza una realidad que existe. No estamos hablando de un supuesto. ¿Cómo nos explicamos que una compañera quiera expresar su identidad? Es una realidad. No podemos decir que nuestras expresiones e identidades las hemos aprendido por la cultura que ha venido porque son naturales en cada una”.
En ese sentido, Belaúnde menciona en su libro que «la sexualidad amazónica debe ser desligada de las ideas de culpa y pecado, y probablemente también de placer, perversión y transgresión, que merman las sexualidades occidentales». Tampoco se deben imponer las prerrogativas de la moral cristiana sobre los cuerpos y pensamientos indígenas, señala. La autora plantea desafíos conceptuales que podrían ser complicados de reorganizar:
«(…) los cambios de las relaciones de género y sexualidad actuales, se articulan a un panorama general de cambios sociales asociados al mestizaje y sus reveses, que generan nuevas formas de discriminación y afectan la integridad personal y territorial de los pueblos indígenas». Así, concluimos con una nueva idea sobre cómo pensar la idea de género y de identidades, ya que es históricamente producido en el ámbito urbano occidental.