- La labor del periodismo debe orientarse por criterios éticos que pongan el bien común, la salud, la vida y la protección de los derechos de las personas por encima de cualquier interés particular, más aún en coyunturas de emergencia sanitaria como la que el país enfrenta. El acceso a información veraz es un derecho público y garantizar la veracidad de los contenidos que se difunden es una obligación ética y profesional de los periodistas y los medios en los que laboran.
- El periodismo utiliza fuentes confiables, contrasta las versiones, toma distancia de los actores en disputa, busca equilibrio e indaga en los descargos. Por el contrario, los procedimientos de ‘reportería’ y los contenidos de algunos programas, empeñados en denigrar trayectorias y crear sospechas sin fundamento, son similares a los operativos de demolición, los psicosociales y la calumnia mediática tan en boga en la última década del siglo pasado.
- La plana docente de la Especialidad de Periodismo, con el respaldo de las autoridades y los colegas de la Facultad de Ciencias y Artes de la Comunicación de la Pontificia Universidad Católica de Perú, desea expresar su enérgico rechazo a estas prácticas.
- Invocamos a otras facultades de comunicación y escuelas de periodismo, a los gremios de periodistas, a los comunicadores sociales en general, al Consejo de la Prensa Peruana, a la Asociación Nacional de Anunciantes del Perú y a la comunidad académica a pronunciarse en igual sentido.
- No podemos permanecer indiferentes frente a campañas que buscan presentar como “hechos” o “verdades” lo que en realidad son invenciones, falsedades (o datos manipulados y presentados fuera de contexto). Nos parece claro que estos infundios se difunden con tres propósitos: provocar confusión e inseguridad en la opinión pública, desestabilizar el proceso de transición democrática y dar crédito a grupos de interés que intentan lucrar con la situación de emergencia y crisis que atraviesa el país.
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