Desde hace más de dos decenios hemos sostenido en este espacio que uno de los modos más eficaces –aunque no el único– de estrangular al narcotráfico consistía en el establecimiento de formas efectivas de control del abastecimiento de insumos químicos, sin los cuales es imposible realizar la transformación de la hoja de coca en PBC y de esta en clorhidrato de cocaína.
Por eso apoyamos la medida anunciada por el gobierno hace meses, cuando se comunicó a la población que se procedería a prohibir por completo el ingreso de kerosene al VRAE antes de un año, y que la disposición se haría extensiva a todo el territorio nacional conforme el kerosene de uso doméstico fuera sustituido por el gas.
Es verdad que agregamos que la decisión era incompleta, pues además del kerosene hay que proceder a prohibir los envíos de ácido sulfúrico, ácido clorhídrico, permanganato de potasio y otros insumos que se utilizan en la producción de droga. Pero a la vez insistimos en que se trata de un proceso paulatino y que requiere de infraestructura técnica para romper la red de apoyo instalada por las mafias.
A mediados de agosto, con motivo de la grave situación causada por los sucesos sangrientos acaecidos en el VRAE, el Ejecutivo dictó una norma legal que adelantó los plazos y puso en vigencia la prohibición. En su momento opinamos que se establecía un sistema con existencia solo en el papel, ya que carecía de modo de ser aplicado, pues la norma no indicaba plazos de ejecución o modos de financiamiento.
Es decir que no había garitas de control carretero dotadas de personal especializado e instrumentos capaces de detectar insumos. Tampoco había modo de hacer cumplir la orden de instalar en cada vehículo un sistema de control por GPS, que buscaba poder ubicarlos en permanencia. Ni siquiera se disponía de un control, a través de la SUNAT, de los 7,000 compradores de kerosene que existen.
100 días después de la puesta en vigencia de la norma, esta sigue siendo un control simbólico e ineficaz y no ha cortado en lo menor el tráfico de insumos. Las tres vías que sirven para el ingreso por tierra –a las que hay que añadir la fluvial– siguen dejando pasar los insumos prohibidos, con la única variante de que los precios de los mismos se han duplicado. Ahora que la PNP ha sido derivada a misiones de apoyo y las FFAA han asumido el control total del VRAE, esperamos que las noticias de incautaciones de insumos sean más frecuentes.