El Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor) identificó en Puno que el bosque de queñuales de Vilavila, en el distrito de Vilavila, provincia de Lampa, se da la regeneración natural. Además, se reportó la presencia de individuos de queñua (Polypepis pallidistigma) y de diferentes especies dominantes de flora silvestre, perteneciente a ocho familias y diez especies.
El bosque de queñuales de Vilavila abarca 29.37 hectáreas (solo bosque) y un perímetro de 5903 kilómetros. La actividad de vigilancia se desarrolló en un área de 42,43 hectáreas que incluye pastizales y áreas aledañas. Allí se establecieron tres parcelas demostrativas que reflejan la totalidad del bosque. En cada una se contabilizó entre seis y siete individuos de queñua.
Serfor añade que este bosque relicto altoandino se encuentra en una zona accidentada y rocosa a 4550 metros de altitud con un clima seco – templado. Allí se observó arboles de queñua longevos con un tamaño promedio de nueve a diez metros de altura, troncos de hasta un metro de diámetro y copas de seis metros de diámetro aproximadamente.
Asociado al bosque, se identificaron diez especies representativas dominantes de flora silvestre tales como huamanpinta (Chuquiraga spinosa), Chersodoma jodopappa, thola (Baccharis tricuneata), Hypochaeris meyeniana, ichu (Stipa ichu), sancayo (Echinopsis maximiliana), Lupinus mutabilis, Bartsia crenoloba, helecho (Cystopteris fragilis) y Cerastium peruvianum. Además, se avistó fauna y microfauna silvestre.
Los especialistas de la Administración Técnica Forestal y de Fauna Silvestre (ATFFS) Puno del Serfor identificaron que se viene dando la regeneración natural de la especie Polylepis pallidistigma. Ello es un indicador de un bosque saludable y poco intervenido y/o afectado por las actividades humanas.
Son clave en la estabilidad climática porque capturan y almacenan grandes cantidades de agua en sus ramas y follaje que liberan gradualmente. Adicionalmente, son generadores de suelos, evitan la escorrentía de las precipitaciones, evitan la erosión de las cumbres y laderas de la cuenca, favorecen la diversidad de flora y se constituye en el hábitat y refugio de aves y mamíferos.