Continúa la polémica en la Amazonía. Los representantes de los pueblos Yaminahua y Manchineri, pertenecientes al Estado de Acre en Brasil, se unieron con las organizaciones indígenas peruanas: Organización Regional AIDESEP Ucayali (ORAU), Federación Nativa del río Madre de Dios y Afluentes, y FENAMAD. ¿El motivo? Mostrar su rechazo a la apertura de la construcción de la carretera que conectará los municipios de Iñapari y Puerto Esperanza.
Los pobladores de aquellos pueblos aseguran que la apertura de dicha vía atentaría contra el territorio y el modo de vida de los moradores. Aseguran que la carretera pasaría muy cerca de la Tierra Indígena Mamoadate y afectaría los recursos naturales, flora y fauna de la localidad.
«También estamos muy preocupados con los impactos de la carretera sobre nuestros modos de vida. Esto traerá graves consecuencias para nuestra cultura y organización social al favorecer la extracción ilegal de madera, entre otras actividades ilícitas. Además, crecerá el narcotráfico, la caza y pesca ilegales y los mineros extractores de oro», señaló el comunicado emitido.
«La carretera atravesará áreas naturales protegidas y territorios indígenas garantizados por leyes en una de las regiones de bosques más conservada del mundo, impactando el Parque Nacional Alto Purús, la Reserva Comunal Purús y la Comunidad Nativa Bélgica, en Perú. Además, se afectaría la Tierra Indígena Cabecera del río Acre, la Estación Ecológica del Río Acre, y el Parque Estatal Chandless, en Brasil», añade la misiva.
Cabe señalar que el documento también expone los riesgos que puede traer para el Perú, la apertura de esta carretera. Se especifica que violaría la legislación nacional e importantes compromisos internacionales como la Convención sobre Diversidad Biológica (1992) o los recientes compromisos climáticos del Acuerdo de París (2015).