La marcha hacia la reconversión de los cultivos ilegales en el valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem) ya se inició; y aunque es un largo camino, el resultado será provechoso para todos.
Tras la creación, hace un mes, del Proyecto Especial de Desarrollo del Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Provraem), para impulsar la reconversión productiva y generar oportunidades de desarrollo de la actividad económica en el ámbito rural, ya se vienen dando los primeros pasos en favor de miles de peruanos en dicha zona de nuestro país.
Una de las novedades es que la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM), a través de la Dirección Nacional Técnica de Demarcación Territorial (DNTDT), destacó la aprobación de la propuesta de creación de cinco distritos en el Vraem, que afianza la presencia del Estado y promueve el desarrollo en la región.
Los proyectos aprobados en sesión del Consejo de Ministros y que forman parte del ámbito de intervención directa de esta zona, son los distritos de Andaymarca y Quichuas (Huancavelica); Vizcatán del Ene (Junín); Villa Virgen (Cusco) y Vizcatán (Ayacucho).
La creación de estos distritos en poblaciones que cumplen las condiciones de ley, abren espacios al comercio y a los núcleos ejecutores, los cuales ya cuentan con las vías de acceso y corredores viales.
Entre tanto, continúa la implementación del Provraem, que ahora se encuentra en la etapa de elaboración de su Plan Operativo Institucional (POI) que definirá su accionar a partir de una sede principal que estará ubicada en la ciudad ayacuchana de San Francisco.
El propio jefe del Estado, Ollanta Humala, ha destacado que la inversión en obras de desarrollo para el Vraem supera los 1,500 millones de nuevos soles. Esa inversión se suma al Fondo para la Inclusión Económica en Zonas Rurales (Fonie) y a los proyectos de inversión realizados con los alcaldes de la zona del Vraem.
Los principales ejes de intervención del Provraem son la promoción de la reconversión productiva, la competitividad e innovación tecnológica, y la sostenibilidad ambiental y gestión productiva forestal; y en ese marco avanzan tres programas iniciales.
EJES DE INTERVENCIÓN
Hablamos de la implementación de una planta de cacao en Kimbiri para la asociación de productores ‘El Chunchito’, que cuenta con un financiamiento de S/. 187,000, seguido por una instalación similar a favor de los productores de la misma zona, con un aporte de S/. 167,000; y la evaluación de un proyecto para el mejoramiento de los cultivos de barbasco, insumo fundamental para la elaboración de Rotenona, un insecticida orgánico que puede tener un mercado atractivo.
A esto se suma la renovación, a partir de enero próximo, de 3,000 hectáreas de cafetales viejos o afectados por la roya con nuevos plantones que vienen siendo preparados en viveros gestionados por el Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA).
De tener éxito, estas iniciativas contribuirán decisivamente con la pacificación de esa convulsionada zona de nuestro país y abrirán un amplio abanico de posibilidades en beneficio principalmente de sus miles de pobladores.
LOS RETOS
Según el diagnóstico del Plan de Reconversión Productiva para el Desarrollo Competitivo del Valle del Río Apurímac, Ene y Mantaro, el panorama en el campo es diverso y complejo. Las nueve provincias de los cinco departamentos que forman parte del Vraem incluyen un ámbito de intervención directa conformado por 23 distritos, más otros 27 distritos en el ámbito de influencia.
Esto significa una superficie total de un millón 894,601 hectáreas, de las que 208,051 hectáreas están dedicadas a la actividad agrícola. Los propietarios representan el 67% de las parcelas y el 94% de la superficie del VRAEM.
El café ocupa el primer lugar en la producción, seguido del cacao. Entre ambos productos se superan las 100,000 hectáreas dedicadas. Otros cultivos son el maíz amiláceo, la papa amarga, la coca (que significa más de 10,600 hectáreas), la yuca, el plátano, el achiote, el maíz amarillo duro, el naranjo, entre otros.
Cabe resaltar que un desafío en todo este esfuerzo es lograr la sensibilización de los propios campesinos dedicados a la siembra de la hoja de coca, sobre lo pernicioso de su actividad en cuanto a daños causados a la Amazonía por la deforestación y la contaminación del bosque (Publicado en el No.7 de la revista InfoRegión).
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