Maricela Iglesias, representante del Centro de Estudios Sociales y Comunicaciones, informó que un trabajo de prevención con los menores, orientado a identificar los riesgos y saber qué hacer frente ellos, ayudarían a reducir los índices de violencia sexual. Ello se produciría sin desmerecer la difusión de las leyes que sancionan este tipo de agresión.
Agregó que es importante la implementación de un programa presupuestal estratégico para atender la violencia familiar y sexual, agilizando los procedimientos de sanción al agresor. “En muchos casos no se usan procedimientos adecuados para conseguir las pruebas de la agresión, sumergiendo a la víctima en un estado crítico emocional”, señaló.
Además, afirmó que no basta con asignarle a la víctima un abogado que asuma su caso para sancionar al agresor. Por eso, es necesario que el Estado asigne una reparación a la víctima de violación sexual para que sea destinado a su proceso de rehabilitación emocional.
El papel de la familia también es importante en la prevención de la violencia sexual, porque es necesaria la vigilancia constante sobre las acciones y amistades de los menores, a través de una comunicación fluida entre padres e hijos.