Representantes de tres organizaciones vinculadas al tema ambiental así como a las comunidades nativas coincidieron en señalar que es necesario encontrar zonas alternativas en el Perú de tal forma que se puedan construir centrales hidroeléctricas sin generar mayor impacto en el medio ambiente y sin afectar a la población local.
La confluencia de ideas se dio en la jornada de trabajo denominada “Hidroeléctricas en la Amazonía peruana y el Acuerdo Energético Perú-Brasil: Los casos de Inambari y Pakitzapango”, organizada por la ONG Derecho, Ambiente y Recursos Naturales (DAR) y la Central Asháninka Río Ene (CARE) en un hotel de San Isidro.
Durante el evento, el ingeniero José Serra Vega, miembro de la junta de administración de Pronaturaleza, manifestó a INFOREGION que por el momento no se deben hacer centrales hidroeléctricas en la selva sino en los “altos Andes” y, al mismo tiempo, se debe estimular el desarrollo de la energía eólica y la energía geotérmica.
El ejemplo de Chaglla
“Por ejemplo, la biodiversidad en la Amazonía es mucho más rica y los ríos tienen más riqueza biológica, lo que se vería afectado si la construcción se da en ese lugar. En cambio en las zonas altoandinas hay menos biodiversidad, hay menos gente, y por lo tanto habría menos impacto en la población”, afirmó.
Agregó que un claro ejemplo de que se puede concretar proyectos de esas características en zonas que no son necesariamente la Amazonía es la Central Hidroeléctrica de Chaglla, en Huánuco, que recientemente obtuvo un financiamiento de 150 millones de dólares del BID para su construcción.
Tras expresar su punto de vista coincidente con la opinión de Serra Vega sobre la ubicación de las centrales, la vicepresidenta de DAR, Vanessa Cueto, sostuvo que el acuerdo energético Perú – Brasil tiene como debilidad fundamental el hecho que no fija exactamente la cantidad de energía que tendrá destino brasileño y cuánto se quedará para el Perú.
“Esto ocurre porque nuestro país no cuenta con herramientas de planificación energética que puedan decirnos cuánto es la demanda de energía. Estamos tratando de trabajar la matriz energética sostenible. Para ello existe un préstamo del BID de hace varios años. Sin embargo, el Estado hasta ahora no ha señalado algún logro”.
Por su parte, la presidenta de Care Ashaninka, Ruth Buendía sostuvo que una buena idea sería que estas centrales de energía se ubiquen en las zonas de producción de coca ilegal que tiene como destino final el narcotráfico.