En medio de un profundo pesar de familiares y compañeros de trabajo, los restos mortales de las tres víctimas del nuevo atentado senderista del martes en el caserío Alto Corvina, fueron velados en esta ciudad para luego ser trasladados a los lugares donde recibirán cristiana sepultura.
El SO3 PNP Rafael Walter Córdova Ríos (22), integrante de la Policía Antidrogas, recibió los honores correspondientes en la base policial de Tingo María por parte de sus compañeros de armas y de sus superiores.
El féretro con sus restos envuelto en una bandera bicolor recibió los honores correspondientes en sentida ceremonia presidida por el jefe del Frente Policial Huallaga, general Marlon Savinstky y del jefe antidrogas, coronel Jorge Linares.
Terminado el acto y en medio de enorme pesar, los familiares retiraron su ataúd y lo llevaron al distrito de Luyando, al norte de Tingo María de donde era oriundo el joven policía y en donde será enterrado este jueves.
Ascenso póstumo
El general PNP Marlon Savitzky Mendoza, jefe del Frente Policial Huallaga, lamentó la muerte del joven suboficial y aseguró que su violenta partida «constituye un “argumento de fe, esperanza y fortaleza para ubicar a los terroristas y capturarlos».
Informó que el SO3 PNP Juan Carlos Chambilla Paye, herido en la emboscada, fue operado exitosamente en Lima y que se espera su pronta recuperación.
Dijo que está en trámite el ascenso póstumo para el suboficial Córdova y también el ascenso para Chambilla Paye.
“Él ha muerto como un héroe, sirviendo al país, cumpliendo un ideal como persona y profesional”, expresó tras detallar que el suboficial caído formaba parte de un equipo de trabajo encargado de ubicar cultivos ilícitos de coca para proceder a su erradicación.
Afirmó asimismo que las operaciones contraterroristas continúan ejecutándose en la jurisdicción.
Trasladan restos de “coreano” a Pucallpa
En otro sector de la ciudad, el trabajador del Proyecto Especial CORAH, César Rafael Saldaña Simarra (36) fue despedido también en medio de profundas muestras de dolor por parte de sus compañeros de trabajo, antes de su traslado a la ciudad de Pucallpa, donde vivía con su esposa y familia.
El cuerpo de Carlos Enrique Sedano Quispe por su parte, continuó siendo velado en el campamento del CORAH, en esta ciudad.
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