El asesor de Alta Dirección del Ministerio del Medio Ambiente (Minam), Ernesto Ráez, dijo hoy que el proceso de formalización para los mineros informales implica una filtración progresiva, pues requiere controlar fuertemente el ingreso de cualquier actor.
“Si en el 2011 teníamos alrededor de 100 mil personas dedicadas directamente a la ilegalidad, en diciembre de 2012 se inscribieron cerca de 70 mil en el proceso de formalización. En setiembre de este año, identificamos a cerca de 31 mil que ya tienen su título de concesión o ya tienen un contrato”, aseguró Ráez.
Señaló además que desde el gobierno están planteándose tres objetivos: controlar efectivamente la minería ilegal para dar oportunidad a la minería artesanal y en pequeña escala (Mape); promover una Mape formal, incluyendo al gradual erradicación de mercurio; y remediar y restaurar no solamente los ecosistemas, sino también las sociedades que han sido afectadas por la minería ilegal. Por ese motivo, trabajarán sobre tres ejes que impliquen esta meta en corto, mediano y largo plazo.
Durante el evento “Diálogos Ambientales”, Ráez señaló la pirámide de producción de la minería ilegal, poniendo como base a la mano de obra enganchada (los invitados), gente muy pobre que extrae mineral de relave y residuos de otros; en el medio sector ubicó a los proveedores, compradores y concesionarios, muchos de ellos empresas formales; y, finalmente, en el tope, están los que concentran concesiones, los mafiosos, los grandes patrones.
GRAVES CONSECUENCIAS
En términos de deforestación, el asesor del Minam, señaló que “tenemos más de 50 mil hectáreas deforestadas en la cuenca amazónica de Madre de Dios –que está en Madre de Dios, Puno y Cusco, donde nace el río-.
Existen además altísimas concentraciones de mercurio, arsénico y plomo en las aguas del río Inambari, que tiene ya lugares donde no hay vestigios de vida. “El 60% de los peces comerciales y de mayor consumo tienen contenido por encima de los niveles saludables y eso conduce a que tres de cada cuatro personas, tienen niveles de mercurio más altos de lo saludable: los niños indígenas tienen 3 veces más mercurio que los niños no indígenas y las comunidades nativas cinco veces más que el resto de la población”, aseguró.
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