Finos acabados para camas, marcos barrocos para espejos y muebles diversos surgen de las prodigiosas manos de un grupo de reos en readaptación, convertidos en ebanistas del establecimiento penal de Pucallpa.
Sin embargo, su punto débil es la comercialización. Hasta la fecha sus trabajos se venden en el patio del taller de ebanistería del penal, y en algunas ferias. Recientemente llegaron nuevas maquinarias para mejorar la implementación del taller, sin embargo, la carencia de espacio para su instalación hasta la fecha impide que sean utilizadas.
Otros clientes provienen del aparato público estatal. El sector Educación es el que más trabajo exige, y el privado los requiere pero esporádicamente, sobre todo para la elaboración de mobiliario de madera.
Julián Pezo Pinedo, subdirector del penal, precisó que se encuentran realizando coordinaciones con organismos del sector empresarial a fin de realizar un vinculo con los internos, para mostrar y comercializar sus productos en foros nacionales y hasta internacionales.