El Presidente de la República de Mali, Ibrahim Boubacar Keïta, llamó a la comunidad internacional a coordinar sus esfuerzos y mostrar su solidaridad para erradicar el hambre y la pobreza en el Sahel. La región vive una aguda crisis de inseguridad y 4,3 millones de mujeres, hombres y niños afrontan la amenaza de la inseguridad alimentaria y hambruna.
La región del Sahel ha vivido un enorme aumento de la violencia en los últimos meses. Los ataques se han multiplicado por cinco en Burkina Faso, Mali y Níger desde 2016, lo que ha causado el desplazamiento de millones de personas y severa escasez de alimentos en muchas áreas.
El Presidente de Mali aseguró a los periodistas durante una conferencia de prensa que, aunque los agricultores han aumentado su cosecha, los problemas de inseguridad han obstaculizado la distribución de alimentos. “Obtuvimos una cosecha record de 10 millones de toneladas de cereales, pero no es suficiente”, dijo. “El problema es llegar a las áreas afectadas por el conflicto”.
Poco antes, al dirigirse a los asistentes a la apertura del 43 Consejo de Gobernadores del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) -que tiene por tema “Invertir en sistemas alimentarios sostenibles para acabar con el hambre en 2030”- el presidente maliense dijo a los representantes de sus estados miembros que las acciones de “los terroristas” han tenido un fuerte impacto sobre las áreas rurales del país. Los granjeros y los ganaderos han abandonado campos y ganados aterrorizados y los mercados locales han quedado vacíos, aseguró.
La semana pasada, las agencias de Naciones Unidas alertaron de que millones de personas están expuestas al hambre en Burkina Faso, Mali y Níger a causa de la aguda crisis de inseguridad agravada por los efectos del cambio climático. Los tres países experimentan un incremento del número de incidentes de seguridad, incluyendo ataques de grupos armados y conflictos comunitarios a causa de la limitación de recursos naturales causada por el cambio climático.
En Mali, el 60 % de la población vive en zonas rurales en las que la agricultura y el pastoreo son la principal ocupación y la pobreza afecta al 53 % de la población. Se estima que la producción agrícola disminuirá en un 17 % de aquí a 2050. El cambio climático está golpeando duramente a Mali y a otros países del Sahel, reduciendo la cantidad de tierra cultivable, los pastos y las reservas de pesca, al tiempo que empeora los conflictos por el uso de la tierra y empuja a la población a migrar hacia el sur o fuera del país.
El Presidente de Mali aseguró que ha visto una mayor fortaleza en áreas en que la actividad agrícola se ha visto apoyada por inversiones a largo plazo tales como las propiciadas por el FIDA.
“Mali nunca se rendirá. Ni nosotros, ni los otros países del Sahel”, aseguró. “Estamos desangrándonos, pero lo superaremos con el apoyo de agencias como el FIDA, que ha permitido a gente sometida a ataques horribles defender sus valores y mantener su dignidad”.
Hoy, el FIDA hizo un llamamiento a sus 177 Estados miembros a contribuir a alcanzar su objetivo de doblar el impacto que sus operaciones tienen en las vidas de las personas más marginadas del planeta de aquí a 2030 gracias a un programa de inversión de USD 30 000 millones durante los próximos 10 años.
A nivel mundial, el hambre ha aumentado por tercer año consecutivo. Los líderes mundiales acordaron en 2015 que acabar con el fenómeno en 2030 requeriría una inversión anual de más de USD 115 000 millones. Con un aumento del apoyo que recibe de sus Estados miembros, el FIDA quiere utilizar su enfoque y experiencia especializada durante la siguiente década para diseñar e implementar proyectos de desarrollo rural que beneficien a los grupos humanos más vulnerables, incluyendo a las mujeres y los jóvenes rurales y los pueblos indígenas.
“Soy consciente de lo mucho que ya aportan a mi país, alabo su apoyo constante y aplaudo la forma exitosa en la que apoyan a nuestros jóvenes, mujeres, agricultores y ganaderos”, dijo el Presidente Keïta. “Malí está entre los países que creen que la importancia de la labor del FIDA merece que se le destinen recursos a la altura de la nobleza de sus ambiciones”.
Fuente: IFAD