El párroco de la ciudad de Tingo María, reverendo padre Kiko Flores Satalaya, lamentó el incremento del número de pandillas en la urbe, conformada por adolescentes cada vez más atrevidos, que no solo molestan a los transeúntes sino que ya empiezan a perpetrar pequeños robos con el objetivo de agenciarse recursos para comprar pasta básica de cocaína.
«Es notorio lo que está pasando con nuestros jóvenes, yo lo he podido percibir personalmente y me da la impresión que -estos grupos- se están organizando en todos los colegios», advirtió.
El religioso también llamó la atención de las autoridades, que al parecer no toman cartas en el asunto y dejan que la situación empeore, lo que podría desembocar en situaciones mucho más graves.
El sacerdote invocó a la población a denunciar estos hechos y señaló que los padres tienen que organizarse en comités de vigilancia y junto al Serenazgo y la Policía Nacional organizar batidas en locales nocturnos para descubrir y sancionar a aquellos que permitan la presencia de menores.
«Se tiene que hacer algo. El viernes pasado hubo una actividad en Padre Abad y se vio todo un desbande -de menores-«, lamentó.
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