Bajo la sombra de la COVID-19, la vida de millones de niños y jóvenes ha quedado limitada a sus hogares y sus pantallas. Para muchos, internet se convirtió rápidamente en la única forma de jugar, socializar y aprender.
“Si bien la tecnología y las soluciones digitales ofrecen oportunidades considerables para que los niños sigan estudiando y se mantengan entretenidos y conectados, estas mismas herramientas pueden aumentar su exposición a numerosos riesgos. Incluso antes de la pandemia, la explotación sexual en internet, los contenidos dañinos, la desinformación y el ciberacoso ponían en peligro los derechos de los niños, así como su seguridad y su bienestar mental.
“En el caso de los niños que ya padecen distintos tipos de sufrimiento tanto en internet como en el mundo real, pasar más tiempo delante de las pantallas podría haber agravado su situación. El cierre de las escuelas, el distanciamiento físico, la disminución de los servicios disponibles y la creciente presión que soportan las familias vulnerables han alterado y reducido algunas de las medidas de protección con las que contaban.
“Al mismo tiempo, la salud física y emocional de los niños es cada vez más preocupante, y existen pruebas que sugieren que pasar más tiempo en internet conlleva realizar menos actividades al aire libre, reduce la calidad del sueño, aumenta los síntomas de ansiedad y fomenta hábitos de alimentación poco saludables.
Situación en el Perú
En el Perú, de acuerdo con el INEI (en su informe “Estadísticas de las Tecnologías de Información y Comunicación en los Hogares”) que comparó los trimestres del julio, agosto y septiembre del 2019 con los del 2020, se llegó a la conclusión que la población de niños y adolescentes es la que ha incrementado el uso del internet. En el caso de niños y niñas de 6 a 11 años pasó de un 41,1% en el 2019 a 69,8% en el 2020. En relación con el grupo de 12 a 18 años pasó de 77,4% a 85,7% en el mismo periodo.
Cabe mencionar también el caso de quienes se conectan al internet a través del celular. De acuerdo con el mismo informe, el 77,9% de los adolescentes de 12 a 18 años lo hizo, mientras que el 59% de los niños de 6 a 11 años utilizó este mecanismo durante el 2020. En ambos casos hay un incremento en relación con el 2019 de más de 10 puntos porcentuales.
Recomendaciones
“A medida que nos adentramos en el segundo año de la pandemia, no cabe duda de que internet y las tecnologías seguirán desempeñando un papel importante en la vida de millones de niños. El Día para una Internet más Segura nos brinda la oportunidad de reimaginar un mundo en el que internet sea un lugar más seguro para los niños y donde se dé prioridad a su bienestar físico y mental. Para ello, es preciso:
• Trabajar con los gobiernos para formar a los trabajadores de la salud, la educación y los servicios sociales sobre los efectos que la COVID-19 puede tener sobre el bienestar de los niños, incluyendo los riesgos adicionales que plantea internet; así como reforzar los principales servicios de salud mental y protección infantil con el fin de garantizar que sigan activos y disponibles durante la pandemia y después.
• Velar por que la industria de la tecnología y las redes sociales garanticen que en las plataformas de internet existan medidas de seguridad y protección mejoradas a las que puedan acceder con facilidad los maestros, los progenitores y los niños.
• Trabajar con los aliados del sector público y privado a fin de ampliar las inversiones en contenidos y tecnologías seguras que promuevan una educación de calidad y el desarrollo de habilidades, a través de iniciativas como Reimaginar la Educación y GIGA.
• Dar apoyo a los progenitores para que ayuden a sus hijos a entender los riesgos que plantean internet y las tecnologías digitales, así como a estar atentos a cualquier indicio de sufrimiento que pueda aparecer como resultado de su actividad en la red.
• En las escuelas, ofrecer a los niños acceso continuado a los servicios escolares de orientación (también en formato virtual) y políticas que regulen asuntos relacionados con la salud mental y la protección de la infancia.
“Para los propios niños, niñas y adolescentes, prepararse para un mundo posterior a la COVID-19 más amable y conectado implica tratar de encontrar el equilibrio entre internet y el mundo real, promover relaciones seguras y positivas con las personas que los rodean y contar con acceso a la ayuda que necesitan”, reportó Unicef a INFOREGIÓN.