El inventario que hizo la policía mexicana cuando la detuvo en el 2007 enumeraba, entre otros bienes, la incautación de 179 joyas. Relojes Cartier con diamantes incrustados, aretes de oro de 18 kilates, gargantillas del mismo material, pulseras y dijes formaban parte del inmenso patrimonio de Sandra Ávila Beltrán, la legendaria Reina del Pacífico, que anoche quedó en libertad tras pasar ocho años en la cárcel por narcotráfico, cargo que siempre ha rechazado.
Tras su detención, en la entrevista que le dio al periodista Julio Scherer García, “La Reina del Pacífico”, hoy de 54 años, dijo que las joyas y sus demás bienes fueron regalos de las parejas que tuvo.
Aunque siempre ha negado ser narcotraficante, reconoció en la entrevista que convivía con ese mundo. «No puedo negar que a ese mundo pertenezco. Ahí nací, ahí crecí, pero también me desarrollé entre personas ajenas al crimen», explicó Sandra, ahora de 52 años.
No mentía cuando dijo que pertenecía al mundo narco. Es sobrina de Miguel Ángel Félix Gallardo, alias “El Padrino”, el máximo capo de la droga de los años 90, recluido ahora en un penal. Él ha dicho que no la conoce.
También es pariente de los hermanos Arellano Félix, fundadores del cártel de Tijuana, y de los sanguinarios hermanos Beltrán Leyva, capos del cártel del mismo nombre.
Según el expediente de la policía, es amiga de Joaquín “El Chapo” Guzmán, cabecilla del cártel de Sinaloa (que está preso); y de los históricos narcos Ignacio “Nacho” Coronel, abatido por la policía hace dos años; Juan José Esparragoza, “El Azul”; Ismael Zambada, “El Mayo”; y los hermanos Caro Quintero, todos capos de Sinaloa.
Cuando fue detenida, la policía la señaló como la encargada de las relaciones públicas del poderoso cártel de Sinaloa. También la acusaba de encargarse de la logística para introducir cargamentos de cocaína a México procedente de Colombia, y de la compra y venta de inmuebles para la mafia.
Se casó dos veces. Sus dos esposos fueron comandantes de la policía ligados con el narcotráfico. Los dos fueron asesinados por sicarios. Su único hijo fue secuestrado cuando tenía 14 años y el hermano mayor de “La Reina del Pacífico”, que no estaba involucrado en narcotráfico, también fue secuestrado, torturado y asesinado. Ese es su mundo.
«Si volteo a un lado veo narcos, si miro a otro lado observo a las autoridades y si veo al frente están juntos», le dijo la narcotraficante más famosa del mundo a Julio Scherer en el 2007 (El Comercio).