MADRE DE DIOS. Compuesta por terrazas, colinas y montañas, la Reserva Comunal Amarakaeri es un Área Natural Protegida (ANP) -creada un día como hoy, pero en el 2002- que alberga gran variedad de ecosistemas, microclimas y numerosas especies de la fauna y flora de la Amazonía de nuestro país.
La reserva está ubicada en los distritos de Fitzcarrald, Manu, Madre de Dios y Huepetuhe, en la provincia del Manu, departamento de Madre de Dios. Es una de las más grandes reservas comunales del país y tiene como objetivo mantener y desarrollar los valores culturales del territorio ancestral de las comunidades nativas Harakmbut.
“Por la coyuntura de los últimos años no habrá una celebración en sí”, señala Asvin Flórez, jefe de la reserva desde hace cinco años, ya que hoy se conmemora el vigésimo aniversario de creación de este espacio. Por ello, INFOREGIÓN conversó con él, quien nos detalló la amenaza de que representa la minería ilegal para la conservación de esta reserva, así como su impacto en las comunidades amazónicas.
Amenazas crecientes
La Reserva Comunal Amarakaeri se encuentra en la Lista Verde de Áreas Protegidas y Conservadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), pues constituye un modelo de gestión participativa y de desarrollo sostenible. Sin embargo, la pandemia ha perjudicado el desarrollo de algunas de sus actividades.
“El tema de la cosecha de castañas se ha visto afectado. Nosotros tenemos cuatro comunidades que hacían el recojo y venta de esta nuez amazónica, pero lamentablemente el primer año de la pandemia no había compradores, se tenía producto pero no había a quién venderle. Y cuando encontraron a quien venderla era a un precio irrisorio. Las comunidades ya no cosecharon más porque el pago era muy bajo”, lamenta Asvin.
Además, Florez señala que algunas comunidades socias de la reserva, las cuales son productoras de plátano, como Puerto Azul, también tuvieron una caída estrepitosa en sus ventas. Con respecto al turismo, se supo que la comunidad de Barranco Chico experimentó una baja en sus ingresos.
Por ello, debido a la necesidad de seguir subsistiendo, algunas de estas comunidades han terminado involucradas en negocios ilegales. “Muchos terminaron realizando actividades ilícitas como la minería ilegal. Por ejemplo, en la comunidad de San José de Karene se ha incrementado de forma exponencial esta actividad. [La razón] es que ante la necesidad de la gente, los mineros, antes llamados los invitados, aprovecharon para entrar a estos espacios. Incluso en Masenawa, una comunidad chica, también comenzó con esta actividad”, refiere Asvin.
La comunidad de San José de Karene ha tenido una gran deforestación por esta actividad ilegal, es por ello que están solicitando la intervención en su terreno comunal para frenar dicho impacto. “Ellos sí quieren que se realice actividad minera, pero de forma legal y formal”, afirma el jefe de la Reserva Comunal Amarakaeri
Asvin aclara que en las zonas de amortiguamiento, franjas de vegetación incorporadas al paisaje, sí se puede realizar minería, siempre que sea de forma legal. Pero en los últimos años se ha ido acrecentando la presencia de la minería ilegal y los mismos nativos están involucrados en ello.
“Lamentablemente se está haciendo poco o nada. Son las autoridades, como el Ministerio de Energía y Minas, las que deben actuar, pero lejos de ser un ente que regule el tema minero solo se ha vuelto un promotor de la minería”, acota Asvin, quien añade que los fiscales, para una región tan grande como Madre de Dios, son contados. “Solo el quinto despacho ve el tema minero y no se abastecen”, advierte.
Aunque el jefe de esta ANP afirma que las comunidades de Amarakaeri no han incursionado en estas prácticas ilícitas, las invasiones, la minería ilegal y los temas del cultivo de coca son un tema que puede afectar a futuro la reserva comunal. “Las autoridades forestales hacen poco o nada para frenar la deforestación. Se tienen que hacer las denuncias, para que se actúe desde la Fiscalía y el Ministerio Público. Además, la minería se está asociando con el narcotráfico. Es un tema complejo”, afirma.
Retos pendientes
La reserva brinda refugio a un enorme número de especies de fauna y fauna silvestres, muchas de ellas en situación amenazada, como el guacamayo rojo, el guacamayo verde, el caimán negro, la taricaya, el lagarto enano y la caoba. A pesar de ello, Asvin revela que existen muy pocos estudios en esta zona tan biodiversa.
En la reserva se administran las cabeceras de cuenca más importantes de Madre de Dios, esto significa que es muy importante para la captación de agua en la Amazonía del Perú y del mundo. Sin embargo, al ser un lugar de difícil acceso, se ha relegado su relevancia con respecto a otras ANP. “Es una zona alejada y de difícil acceso. Para llegar a la Reserva Amarakaeri es casi un día de viaje desde Puerto Maldonado, es muy complejo”, comenta.
Uno de los pocos estudios realizados descubrió que este territorio es uno de los pocos espacios en donde vive la rana Oreobates amarakaeri. Además, en esta zona también se encuentran gradientes altitudinales llenos de bosques húmedos, en donde se encuentran orquídeas y el oso de anteojos. Debido a toda esta riqueza es que en los últimos años la Sociedad Zoológica de Fráncfort ha incluído a esta reserva en el estudio del lobo de río.
“Es una de las zonas más importantes de Madre de Dios por la diversidad de paisajes, climas y bosques. A pesar de los bajos recursos con los que contamos, es una de las joyas de la naturaleza. Los invito a que la conozcan”, finaliza Asvin.
Esta parte de la Amazonía está llena de biodiversidad. Alberga un gran número de especies de flora y fauna, pero la minería ilegal y la indiferencia de las autoridades merma su bienestar. Esto también afecta a muchas comunidades que enfrentan el avance de actividades ilícitas. Urge implementar acciones para evitar que acudan a los negocios ilegales para sobrevivir.