Dicen que el chocolate es mejor que una terapia. Tal vez por eso los pobladores de la comunidad Alto El Sol, en la provincia de Mariscal Cáceres, son optimistas, alegres y afables. Viven en una tierra bendecida para producir un cacao orgánico inigualable y a diario deben degustar una pulpa dulce, pero equilibrada, que anticipa la calidad de los granos que atesora.
Alto El Sol ganó recientemente el premio Selva Ganadora, promovido por Devida y Usaid para reconocer la capacidad de gestión empresarial de las comunidades. La población sonríe orgullosa y sueña en grande. Sin embargo, no siempre fue así. En los 80 el lugar era un bastión más del terrorismo y el narcotráfico, pero los agricultores supieron enfrentarse a esa nefasta alianza, erradicaron la coca de la zona y a mediados de 1997 optaron por el cacao.
Hoy, 14 años después, Alto El Sol es parte de la ruta del cacao en San Martín, una región en la que se estima que unos 14 mil campesinos se dedican al cultivo de este cotizado grano.
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