En una rápida y sorpresiva intervención en el valle del Monzón, la policía antidrogas logró ubicar y destruir tres laboratorios clandestinos de elaboración de pasta básica de cocaína (PBC) y nueve toneladas de insumos químicos.
Para sus ilícitas actividades, los narcotraficantes se abastecían de agua mediante un ingenioso sistema de tubos, y de energía eléctrica utilizando baterías de carro.
En el centro de operaciones rústico también se halló media tonelada de coca seca lista para la maceración, sal yodada para reemplazar los insumos químicos, y ácido fórmico para reemplazar el ácido sulfúrico, además de 20 kilos de droga líquida.