Los agentes de la división de operaciones antidrogas del valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem), con sede en Palmapampa, incautaron 139 kilos de pasta básica de cocaína (PBC) que eran custodiados por el integrante de una organización criminal con redes internacionales.
La operación policial, dirigida por el coronel PNP Jhonel Castillo Mendieta, se realizó en sábado por la noche en la comunidad nativa de Cotungo-Kempiri, ubicado en la jurisdicción del distrito de Pichari, provincia La Convención, en Cusco.
Por disposición del general PNP Vicente Romero Fernández, jefe de la Dirandro, cuarenta efectivos policiales llegaron en seis vehículos a la zona donde se encontraba un cargamento de droga, justo cuando estaba a punto de ser llevado a un campo de aterrizaje clandestino para ser despachado al extranjero en una avioneta.
De acuerdo a información de inteligencia, la droga se encontraba en una vivienda y el objetivo de la Policía era precisamente cercar e intervenir la casucha. Al notar la presencia de las autoridades, algunos narcotraficantes fueron alertados por un centinela y se dieron a la fuga por diferentes direcciones, aprovechando la espesura de la selva. Sin embargo Ever Zamora Dipas (26) no consiguió su objetivo y fue alcanzado por los uniformados.
El fiscal Edinson Henrry Villanueva Rojas, fiscal adjunto provincial antidrogas asignado del Vraem, constató el hallazgo de los 139 kilos de alcaloide de cocaína que estaba precintada tipo ladrillo.
La Policía también incautó una pistola automática Bersa con ocho cartuchos, una caja de municiones con 17 cartuchos y equipo de comunicación (cuatro radios de comunicación portátiles y tres celulares que utilizaban los narcos para burlar el trabajo de interdicción en el Vraem).
DROGA ENTERRADA
El jefe operativo dispuso la conformación de dos patrullas de reconocimiento para realizar el registro por los alrededores de dicha vivienda rústica, logrando la primera el hallazgo de cuatro sacos de polietileno color negro con franjas blancas, los cuales se encontraban enterrados a una profundidad de un metro y medio y a una distancia de 100 metros de la vivienda, aproximadamente.
La segunda patrulla logró la ubicación de una pista de aterrizaje clandestina para las avionetas que transportan droga. Se encontraba en mal estado, habilitada incluso con tablones de madera. (Cortesía La República)