El experto en temas de narcotráfico y seguridad Rubén Vargas invocó a las fuerzas antinarcóticos de la Policía Nacional a realizar con mayor frecuencia grandes incautaciones de estupefacientes en los valles del Huallaga y el Monzón, donde recientemente se han decomisado cientos de kilos de drogas cocaínicas que iban a ser comercializadas por las mafias del narcotráfico.
Al respecto, Vargas sostuvo en conversación con el noticiero El Diario del Aire – de INFOREGIÓN en Tingo María – que, pese a que el decomiso de drogas ha sido muy grande, «no hay que olvidar que el Huallaga es la principal zona productora de hoja de coca ilegal y la segunda productora de cocaína a nivel nacional».
«Estamos hablando de un poco más de 150 toneladas anuales en el Huallaga y el Monzón. Entonces, la cantidad de droga que se ha incautado es importante, y hay que felicitar a la Policía que ha participado de esta acción, pero tenemos que tener noticias más seguidas de este tipo de incautaciones para hacer mella al narcotráfico», estimó el analista.
En ese sentido, avizoró que la suma total de la droga incautada durante el año 2009 podría resultar menor a la que se consiguió el año pasado.
Evitar la producción es más importante que incautarla
Más adelante, el experto consideró que las labores de interdicción e incautación de pasta básica y clorhidrato de cocaína son importantes, pero lo es más aún el evitar que la sustancia se produzca.
Explicó que para ello se requiere tener un real control de los insumos químicos fiscalizados que ingresan a las cuencas cocaleras, reducir el ambito de cultivos ilegales de hoja de coca y tener un mayor control de las organizaciones criminales que operan impunemente en el Huallaga.
«Una vez que la cocaína se ha producido y empieza a distribuirse es mucho más difícil de controlar, por eso es que debemos prestarle mayor atención a la producción. Evitar que se produzca es más fácil y más barato que evitar que se distribuya», sentenció.
Agregó, al respecto, que el control del ingreso de insumos químicos no pasa por generar un nuevo marco legal para ello y ni siquiera por una mayor capacitación de los agentes policiales encargados de esa labor, sino que pasa – dijo – por combatir la corrupción que hace ineficiente e ineficaz el combate contra la entrada de estas sustancias a las zonas de producción.
Respecto de la gran cantidad de droga incautada, refirió que permite probar de forma irrefutable que la hoja de coca que se produce en el valle del Monzón no es sagrada ni se utiliza para consumo tradicional, sino que termina en las pozas de maceración de los laboratorios de pasta básica de cocaína. Señaló también que permite ver la relación que existe entre el narcotráfico y la dirigencia cocalera.
Ticerán ha perdido el respeto que se debe tener a un dirigente
Finalmente, el analista opinó que la reciente huelga cocalera, que incluso trajo en ‘marcha de sacrificio’ a los liderados por Eduardo Ticerán hasta Lima, y que luego se apagó sin mayores resultados, lleva a preguntarse si esta culminación también obedece al acuerdo entablado entre el dirigente cocalero del Monzón, Eduardo Ticerán, y representantes del gobierno y el Congreso.
«La carta de Ticerán al primer ministro Velásquez Quesquén y al congresista Jorge del Castilo, en cuyo último párrafo señala que no participó en movilizaciones conforme habían convenido y que ahora exigían un poco de atención, significa que Ticerán vendió más de una huelga o vendió su neutralidad».
Por ello, agregó «hay que preguntarnos, con legítimo derecho, si esta paralización de manera abrupta fue también parte de los acuerdos que Ticerán tuvo con el gobierno», expresó.
«Yo creo que el respeto que debe tenerse a un dirigente social, Ticerán lo ha perdido con su firma estampada en la carta que comento», puntualizó.