Peruano condenado a muerte en Malasia se metió en el narcotráfico por culpa de un fracaso amoroso

Reyes Amasifuén Tello (30), el primer peruano condenado a morir ahorcado por un tribunal de Kuala Lumpur, en Malasia, acusado de narcotráfico, tuvo una infancia triste en su natal provincia de Mariscal Cáceres, en la región San Martín, vivía solo y había trabajaba en una cebichería donde una jovencita lo enamoró y luego dejó sin nada, decepción que lo empujó a ingresar al mundo del narcotráfico en Juanjuí.


 


Así, fue contactado para llevar la droga a Malasia, por la que le iban a pagar US· 3 mil dólares. Lamentablemente, fue capturado por las autoridades de ese país y hoy su familia, que vive en el centro poblado de Quinilla y es de escasos recursos económicos, se ha resignado a la trágica condena.


 


Amigos de Amasifuén contaron al diario Ojo que éste tampoco tenía una buena relación con sus padres, por lo que decidió hacer su vida solo. En Juanjuí trabajó en la cebichería El Pejerrey, pero un desengaño amoroso, sumado a los problemas económicos que tenía, lo llevaron a buscar nuevas opciones, trágicas para él.


 


Marco Núñez, director general de los derechos de peruanos en el exterior de la Cancillería, manifestó que se hacen todas las gestiones para tratar de revocar la sentencia dada en primera instancia contra el peruano y así continúe en las demás instancias.



Según indicó Núñez al diario La Primera, lo único que cabría sería la conmutación de la pena a cadena perpetua, mediante una gracia que corresponde otorgar al Sultán de la jurisdicción donde se cometió el delito motivo de la condena.