El presidente de la Comisión de Calificación de Otorgamiento de Recompensas, Boris Potozén Braco, reconoció que el Estado mantiene una deuda con 22 colaboradores eficaces que contribuyeron decisivamente en exitosas operaciones de las fuerzas del orden contra las agrupaciones senderistas del Huallaga y del valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem).
La República entrevistó a Boris Potozén luego de que dos representantes de los colaboradores eficaces –cuyas identidades por razones obvias mantenemos en reserva–, informaron que desde hace dos años no les abonan las recompensas que les corresponde por haber ayudado a la identificación y captura de mandos terroristas. El monto acumulado alcanzaría los tres millones de soles.
En respuesta, el presidente de la Comisión de Calificación de Otorgamiento de Recompensas, dependiente de la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM), argumentó que se trataba de una descoordinación.
«Lo que pasa es que lamentablemente la comisión ha tenido una serie de problemas debido a los cambios políticos que son de conocimiento público. Por esa razón la comisión no se puede reunir», arguyó Boris Potozén.
De acuerdo con el funcionario de la PCM, el cambio de ministros impide que se reúnan todos los miembros de la comisión bajo su presidencia.
LAVADO DE MANOS
«La comisión está integrada por representantes de la PCM , del Ministerio del Interior, del Ministerio de Defensa, del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional. A veces los cambios en estos sectores no permiten el quórum que requiere la comisión», explicó.
Los colaboradores eficaces son ex senderistas captados por las fuerzas del orden que, a cambio de beneficios legales y recompensas pecuniarias, suministraron valiosa información para dar de baja o capturar a cabecillas terroristas en el Huallaga y en el Vraem. Pero también hay de los que abandonaron las filas senderistas y se entregaron a las autoridades.
“Colaboré para atrapar a cinco mandos importantes del ‘camarada Artemio’ (Florindo Flores Halá) en el Huallaga. Arriesgué mi vida, sin embargo hasta el momento no recibo ni un sol de la recompensa que me ofreció el Estado. Estoy a salto de mata porque me han abandonado. Yo fui seguridad de ‘Artemio’. Ellos saben quién soy yo”, relató “Percy”, cuya verdadera identidad se encuentra registrada en los padrones de la Comisión Calificadora de Otorgamiento de Recompensas de la PCM.
«Yo escapé de las filas del ‘camarada Raúl’ (Jorge Quispe Palomino), porque fui testigo de los abusos y asesinatos que se cometían en el Vraem. Desde muy niño permanecí en los campamentos de los hermanos Quispe Palomino y comprendí que no tenía futuro en ese lugar, por esa razón decidí huir. Ahora soy un colaborador eficaz de la policía», relató el ex senderista «John», otro colaborador eficaz a quien la PCM le adeuda la recompensa.
ACCIONES EFICACES
Gracias a «John», las fuerzas de seguridad ubicaron una docena de campamentos en el Vraem donde los hermanos Quispe Palomino adoctrinaban ideológicamente a menores de edad y los adiestraba en el manejo de armamento. Incluso «John» participó de las operaciones que facilitaron el rescate de los niños que estaban cautivos en manos de los senderistas.
Según los colaboradores eficaces «Percy» y «John» son en total 22 los que no reciben las recompensas desde hace dos años. Sin embargo, el presidente de la comisión, Boris Potozén, indicó que las deudas son de hace un año.
Potozén reconoció, en todo caso, que ya es tiempo de honrar los pagos a quienes cooperaron, arriesgando sus vidas, con las fuerzas de seguridad en la lucha contra el terrorismo.
«Es verdad, tenemos que solucionar este impase. Ahora mismo (los de la comisión) nos vamos a reunir para pagar de acuerdo con los informes de los colaboradores eficaces», dijo el presidente de la comisión.
«No es justo que hasta el momento no se nos pague. Nosotros también tenemos familia, hijos con necesidades. Debido a que colaboramos con la Policía, no podemos tener una vida normal. Muchos de nosotros estamos en la clandestinidad, vivimos de un lugar a otro para salvaguardar nuestra integridad. Sin embargo, el Estado se muestra indiferente», relató «Percy».
Las mismas angustias sufre «John». «La pasamos tan mal que los policías de sus pocos ingresos nos dan una propina para comer. Tenemos que limosnear para llevar a la boca de nuestros hijos. Ni siquiera podemos dormir en nuestras casas. Tenemos que hacerlo en las unidades policiales», testimonió «John».
Además del rescate de niños, «John» ayudó a ubicar los cadáveres de dos trabajadores de la Municipalidad de Vilcabamba (Cusco), asesinados por orden del «camarada Gabriel» bajo la sospecha de ser «espías». Incluso intervino en operativos de recuperación de armamento (Doris Aguirre/ La República).
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