Olvidados por el Estado, los pueblos indígenas se enfrentan a las consecuencias de la contaminación de ríos y territorios. También por ello, muchos emigran a las ciudades donde, sin embargo, encuentran discriminación y otras dificultades. Para atender a las poblaciones marginadas, en particular los pueblos indígenas, nueve obispos católicos crearon en 1974 el Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica (CAAAP). La Amazonía es una vasta región que abarca más de 7 millones de km², y nueve países de Sudamérica.
El Perú es el segundo país después de Brasil con un área amazónica de más de 70 millones de hectáreas (60% del territorio nacional), una población de 3´672,292 habitantes, es decir, el 13% de la población total del país. De acuerdo al Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), existen 51 pueblos indígenas amazónicos que representan a 13 familias lingüísticas. El CAAAP trabaja con siete de ellos: Awajún, Asháninka, Mai Huna, Kechwa-Lamistas, Kukama, Shipibo-Konibo y Yagu.
Paolo Moiola, colaborador de Noticias Aliadas, conversó en la ciudad de Iquitos con Nancy Verónica Shibuya, abogada que trabaja con el CAAAP desde el 2012 como responsable de la región Loreto, sobre los desafíos que enfrentan los pueblos indígenas amazónicos.
- ¿Cuáles son los principales problemas de los pueblos indígenas?
Son muchos. Para empezar, los que deben enfrentar en sus territorios a causa de las actividades extractivas, la deforestación y la contaminación por petróleo. Esto último es tremendo porque los afecta directamente por medio del agua, la tierra y el aire que se encuentran contaminados.
Además de los problemas ambientales que son los más urgentes, hay también los que se deben a la falta de respeto a los derechos a la salud y la educación que tienen todos los seres humanos.
Y hay también sociales: alcoholismo, prostitución, trata de personas. Hay mujeres indígenas jóvenes que han sido secuestradas y llevadas a otras zonas del país o fuera del país. La región de Loreto también es conocida por esto.
- Se dice que un indígena desarrolla hacia la naturaleza una sensibilidad muy superior a la de alguien no indígena. ¿Es una realidad o un mito?
Es así. Hay una diferencia de sensibilidad muy marcada. Un habitante de la ciudad ve la tala de árboles como una necesidad para tener madera. Por el contrario, un indígena tiene muchas dificultades para talar un árbol porque este puede tener un significado espiritual para él. Lo mismo es cierto cuando se contamina una laguna, ya que para los indígenas el agua significa vida, alimento, continuidad. El habitante común de la ciudad lo ve simplemente como un delito y nada más.
Es difícil lograr comprender la mentalidad indígena que ve a los seres humanos conectados con la naturaleza, las plantas y los animales, [y sus deidades]. En el momento en que logremos comprender esto, también lograremos comprender la relación entre los indígenas y la Amazonia.
- ¿La Amazonia está realmente en peligro?
Por supuesto que está en peligro. Un peligro constante debido a la depredación y las amenazas derivadas de megaproyectos, actividades extractivas, indiferencia del Estado. Y hablo no sólo de la Amazonia peruana, sino de toda la Amazonia. No sabemos si, de aquí a algunos años, todavía existirá un medio ambiente como este.
- Cuando no gana la indiferencia, prevalecen las frustraciones y la impotencia. ¿Qué se puede hacer?
Mientras no sensibilicemos a todas las personas para que respeten el medio ambiente circundante, poco o nada podemos hacer. Por supuesto, no sólo depende del individuo, sino de la colectividad en general. Y además es necesario que el Estado asuma su papel en la defensa de la Amazonia, de los recursos, de los pueblos que viven allí, seres humanos que merecen el mismo respeto que nosotros exigimos.
- ¿Qué tipo de trabajo desarrolla el CAAAP?
Nuestro trabajo con las comunidades indígenas es un trabajo multidisciplinario. Significa que reciben no sólo asistencia técnica y legal, sino también capacitación.
- ¿Qué ejemplos concretos de asistencia puede dar?
La asistencia legal puede referirse a las relaciones jurídicas con las instituciones estatales, por ejemplo, en cuestiones ligadas a la tierra. La técnica, para explicar cómo funciona algo, por ejemplo —para referirnos a la actualidad—, el megaproyecto de la Hidrovía Amazónica [emprendimiento chino-peruano cuyo objetivo es abrir una vía navegable de más de 2,500 km utilizando los cursos de los ríos Marañón, Huallaga, Ucayali y Amazonas]. Finalmente, la capacitación se lleva a cabo con reuniones y asambleas sobre las temáticas más variadas.
- ¿Cómo eligen ustedes las comunidades donde trabajan?
A través de las organizaciones indígenas. Como ACODECOSPAT [Asociación Cocama de Desarrollo y Conservación San Pablo de Tipishca], a la cual pertenecen 63 comunidades kukama. O como ACIMUNA [Asociación Civil de Mujeres Nativas de Nauta] que reúne a mujeres kukama discriminadas o maltratadas. O como OEPIAP [Organización de Estudiantes de los Pueblos Indígenas de la Amazonia Peruana] en la que convergen estudiantes indígenas de diversos grupos étnicos. Recientemente hemos comenzado a trabajar junto con el Vicariato de San José del Amazonas con las poblaciones indígenas de la cuenca del Putumayo. Son ocaina, kichwa del Napo, yaguas y huitoto.
- ¿No existe un peligro de neocolonialismo?
Creo que es un problema siempre latente. Mientras todos los pueblos indígenas no sean conscientes de sus derechos, este peligro existirá.
- Como CAAAP trabajan mucho con los kukama.
Sí, porque es el grupo étnico más común. Con los años han perdido su idioma, que se mantiene vivo sólo en los ancianos. Pero hoy luchamos junto a ellos por una educación bilingüe. Los kukama viven en estrecha conexión con el río. Su alimento principal es el pescado. Hoy, sin embargo, el Marañón, el río a lo largo del cual vive la mayoría de los kukama, está tan contaminado que las autoridades estatales han declarado que su agua no es apta para el consumo humano y, en consecuencia, tampoco los peces que viven en ella.
Dado que los kukama son grandes consumidores de pescado, las consecuencias causadas por esta contaminación son muy serias. Entre otras cosas, como pescadores, sus actividades agrícolas siempre han sido limitadas. Tienen pequeñas parcelas donde cultivan arroz, yuca y plátano.
- Desde hace tiempo existe una migración de las comunidades indígenas que habitan en el bosque amazónico hacia ciudades como Iquitos, capital de Loreto. ¿Cómo lo explica?
La migración de los pueblos indígenas a la ciudad se debe al abandono por parte del Estado. Hay carencias muy graves. Pensemos en el derecho a la salud. Las comunidades indígenas no tienen centros de salud. No hay oportunidades de trabajo para los adultos y de educación para los niños. La gente emigra para tratar de satisfacer necesidades fundamentales.
- Quienes emigran a la ciudad encuentran una realidad diferente y, sobre todo, otros problemas.
Claro que hay una diferencia entre los indígenas que viven en las comunidades y los que han venido a vivir en la ciudad. En las comunidades hay una total libertad de expresión, en la ciudad no es así. En las comunidades, un indígena está en contacto permanente con la naturaleza y sus recursos. Está rodeado por su familia y existen vínculos estrechos entre unos y otros.
Al llegar a la ciudad, la mayoría de los indígenas se deja influenciar por la cultura occidental. Se convierte en un habitante más a merced de situaciones que lo empujan a negar su identidad cultural. La niegan con el propósito de ser aceptados en determinados ambientes sociales. La mayoría de las personas de Iquitos es indígena. Si les preguntas, te responderán: “No, yo soy de la ciudad”, “No, yo vivo en Iquitos”, “No, yo soy de Iquitos”.
- Me ha dicho usted que trabajan también con una organización de estudiantes indígenas.
En las comunidades, los jóvenes indígenas no tienen la posibilidad de tener una educación superior. Cuando algunos de ellos llegan a la ciudad e ingresan en una institución superior, para ser aceptados, niegan de dónde vienen o quiénes son. Incluso si la apariencia física o el nombre dicen mucho, continúan negándolo.
Es una lucha constante contra la discriminación. Nosotros como asociación los apoyamos para fortalecer su lado identitario, para que no se pierda el sentido de su origen y su ser. Por ejemplo, a diferencia de los kukama, los awajún [o aguaruna, de la familia lingüística jíbaro] continúan desarrollando su propio idioma. Sin embargo, en un ambiente escolar o laboral, en general también ellos niegan su identidad.
- ¿Qué papel juegan las nuevas Iglesias Evangélicas?
Existen en todo el territorio amazónico, pero especialmente cerca de las fronteras. Su papel es esencialmente asistencialista. Juegan mucho con las necesidades de las poblaciones. “¿Qué necesitas?” Si encuentran una comunidad que pide algo, los evangélicos se lo dan con el objetivo de ganar su adhesión. Yo te resuelvo tus problemas, pero a cambio vienes con nosotros: ese es el mensaje. Además, algunas iglesias sirven como cobertura para algunas actividades ilegales como el narcotráfico o la deforestación.
- Ustedes son una institución de la Iglesia Católica. En varias ocasiones, el papa Francisco ha pedido perdón por los errores cometidos contra los pueblos indígenas.
Históricamente, en el proceso de evangelización la Iglesia Católica ha cometido muchos errores. Ha tenido una actitud impositiva que ha causado mucho daño. Se ha pedido perdón. Hoy el rostro de la Iglesia ha cambiado: es una iglesia itinerante, más cercana a los pueblos y a los débiles. Y el CAAAP es un ejemplo concreto. —Paolo Moiola / Noticias Aliadas.
Leyenda/crédito foto: Nancy Verónica Shibuya / PaoloMoiola