El peruano se hizo emprendedor a la fuerza. Luego de los terribles años 80 y el fujishock de los 90, una idea quedó bien clara en su mente: solo depende de sí mismo. La ilusión del Estado proveedor, que paga seguridad social y una pensión, se desvaneció. A los peruanos de esta generación no les quedó otra opción que buscar su propio camino, y ese es hacer empresa.
¿Por qué hacemos empresa? Porque es lo que tenemos más cerca, generamos ingresos porque necesitamos comer y pagar cosas. Los emprendedores son gente que no se ve sentada en una oficina trabajando para otros, no espera que ese sea su futuro, sino que quiere trabajar para sí mismo, ser su propio jefe.El emprendedor, según Jack Burga, gerente general del Consorcio de Organizaciones Privadas de Promoción al Desarrollo de la Micro y Pequeña Empresa (Copeme), es aquel que sabe qué comprar, qué vender, dónde vender y cómo hacerlo. Y para esto es fundamental que se conozca bien el producto que se piensa comercializar.
Lo primero que hay que cuestionarse es si uno va a estar a gusto. Si no es así, el negocio no va a funcionar. Uno siempre se debe preguntar ¿qué podría vender bien? Depende de esa respuesta la elección del producto. “Si no soy bueno con la moda, no puedo pensar vender ropa. Parte del éxito consiste en cómo presentas el producto y para eso hay que conocerlo bien”, explica Burga.
FORMALIZARSE PARA CRECER
Otro de los aspectos que se debe tener en cuenta cuando se comienza un negocio es la importancia de la formalidad. Es un lugar común creer que si uno se formaliza comenzará a pagar impuestos y, por lo tanto, a pagar menos. Sin embargo, Jack Burga asegura que en realidad la formalización es una oportunidad de crecer.
“La mayoría de personas nos involucramos en una actividad económica porque queremos tener ingresos, y en el Perú lamentablemente la formalidad no llega ni al 20%”, señala el gerente de Copeme.
“La formalización permite articularnos con el sector formal que es, a fin de cuentas, el que realmente paga”, puntualiza.
Si uno tiene una pequeña empresa informal, no va a poder asociarse con otras empresas más grandes ya que no será capaz de dar factura, ni entablar un contrato legal. Por ejemplo, un pequeño empresario que brinda el servicio de guía para un pequeño recorrido turístico, podría asociarse con empresas más grandes del sector, ofreciendo sus servicios. Pero si el empresario no está formalizado, es algo imposible de realizar.
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