LIMA. A propósito del Día Mundial para la Protección de los Osos, hoy 21 de febrero, INFOREGIÓN conversó con Fanny Cornejo, directora ejecutiva de Yunkawasi –asociación civil sin fines de lucro que promueve la conservación de la biodiversidad en el Perú-, y con Víctor Vargas, especialista en conservación de fauna silvestre amenazada y sus hábitats del Serfor, en la Dirección de Gestión Sostenible del Patrimonio de Fauna Silvestre.
Los especialistas relatan de qué manera se puede obtener una mejor calidad de vida para osos y humanos mediante la conservación y protección de este mamífero, considerado regenerador de los bosques. Recordemos que los bosques, a su vez, tienen un rol importante en el ciclo del agua que abastece a los seres vivos, y el oso andino se encuentra solo en América del Sur.
“Si protegemos a una especie, tenemos que asegurarnos de que las personas que habitan allí puedan mejorar su propia calidad de vida”, enfatiza la especialista. ¿Cómo se benefician los humanos y el oso con su conservación? Fanny Cornejo nos lo ejemplifica mediante la historia de la comunidad campesina de Corosha, Amazonas.
“Allí hay una gran cantidad de este oso gracias a que la población cuida los pajonales, bosques, etcétera. Y las personas lo han estado aprovechando como un recurso turístico”, afirma. Entonces, allí se cuida el hábitat del oso andino y se fomenta la visita de científicos e investigadores. Además monitorean a la población de osos con cámaras trampas, precisó Cornejo.
En ese sentido, Víctor Vargas precisa que aprovechar la conservación puede hacer de estos espacios un atractivo ecoturístico si se cuida a este mamífero y su hogar: “Este es el caso de los páramos de Corosha, donde se han organizado para aprovechar la presencia del oso y lograr realizar una actividad ecoturística”, coincide el especialista.
Viene al caso mencionar que esta especie está calificada como “vulnerable” por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Además, el especialista Vargas nos cuenta que el oso mantiene el equilibrio de los bosques: dispersa semillas y regenera a las plantas, lo cual permite proteger estos ecosistemas. Estos están estrechamente relacionados con el ciclo del agua, del cual se benefician humanos, plantas y animales.
Además, en la comunidad se ha creado la Asociación de Conservación Oso Dorado Hierba Buena Allpayacu: “Lleva ese nombre porque en Corosha hay osos andinos de color dorado”, subrayó Fanny Cornejo. Este tipo de oso normalmente es de color negro. Las personas que viven allí, según relata la especialista, trabajan para gestionar mejor sus áreas protegidas, fomentar el turismo y la protección del oso.
En Corosha han recibido apoyo desde distintas organizaciones no gubernamentales, entre ellas Yunkawasi. Con su apoyo, se realizan actividades para capacitar a los pobladores con respecto a cómo monitorear al oso andino, la implementación de equipos y mejorar la actividad turística, como por ejemplo turismo de investigación.
Es importante que esto se aplique en todos los lugares posibles. Así se disminuirían las distintas amenazas que existen actualmente para el oso andino. Según Cornejo, las principales son el tráfico de especies y la cacería: Se ha invadido su hábitat para actividades económicas como ganadería y agricultura, lo que genera una colisión entre especies. Con ello coincide Vargas: una gran amenaza para el oso andino es la reducción de su hábitat. Además, distintas partes del oso andino se venden en el mercado negro, según Cornejo, por creencias como que su grasa sirve para curar enfermedades, por ejemplo.
Otra amenaza es el cambio climático. Este, según Vargas, afecta la cantidad de humedad que existe en una zona normalmente y esto hace que se vuelva un ecosistema frágil. Según argumenta, se pronostica una pérdida de ecosistemas húmedos y secos. Esto afectaría directamente al oso andino.
Es necesario que las actividades económicas cambien para respetar el hábitat y la conservación del oso andino, encontrando otras que sean beneficiosas para humanos y osos. Para ello es necesario ver a la conservación como un eje transversal y multisectorial.