Saliendo al frente de la ola de críticas recibidas por la creación de la Oficina Nacional Anticorrupción, ONA, la recién nombrada jefa de este organismo, Carolina Lizárraga, aseguró que su labor no será desmontar ni duplicar el trabajo de otros organismos involucrados en la lucha anticorrupción, sino más bien fortalecerlos y articular todos los esfuerzos para lograr mejores resultados.
En ese sentido, y tras reunirse con el presidente Alan García en Palacio de Gobierno, Lizárraga aseguró que su Oficina no distraerá recursos ni esfuerzos de otras instituciones del Estado y demandó el apoyo de todas las instituciones involucradas en la lucha contra la corrupción.
Lizárraga confirmó su renuncia al Poder Judicial para poder acceder a la jefatura de la ONA y lamentó el profundo desprestigio que atraviesan las instituciones del Estado. “Estoy cansada que permanentemente se hable mal de las instituciones del Estado, de nuestro actual Presidente, de nuestro anterior presidente, que se diga que los congresistas son un grupo de otorongos o que los jueces son corruptos», expuso al tiempo que demandó el concurso de todas las instituciones involucradas en la lucha anticorrupción para revertir esa situación.
El nombramiento de Carolina Lizárraga al frente de la ONA generó una serie de críticas, sobre todo del contralor Genaro Matute, quien consideró que los *zares anticorrupción* no deberían existir porque duplica el trabajo y porque esa labor fiscalizadora debe estar a cargo de instituciones ajenas al Ejecutivo.