LIMA. El Perú es uno de los 20 países más ricos en agua, sin embargo, cerca de ocho millones de peruanos no tienen acceso a agua potable, según el último informe sobre avances en agua potable a nivel mundial, elaborado por Unicef y la OMS. A esta realidad se suma otra: cada año, casi un 35 % del recurso no llega a su destino debido, entre otros factores, a medidores en mal estado, instalaciones irregulares y fugas.
Según la Autoridad Nacional del Agua (ANA), este recurso se utiliza en cuatro grandes sectores, siendo el agrícola el que más demanda de agua tiene con un 80 % del total (1 768 172 hectómetros cúbicos). Por otro lado, el uso poblacional, industrial y minero representan el 12%, 6% y 2%, respectivamente. El agua potable llega a los hogares a través de las redes de distribución, compuestas por redes primarias y secundarias, estaciones reductoras de presión, cámaras de bombeo y rebombeo, y reservorios de almacenamiento y regulación.
Actualmente, en nuestro país existen más de mil proyectos de saneamiento vigentes por un valor de casi cinco mil millones de soles para ampliar estas redes y reducir la brecha en infraestructura. En general, la cobertura de los servicios de saneamiento, bajo el ámbito de las entidades prestadoras de servicios de saneamiento (EPS), ha experimentado un crecimiento sostenido durante los últimos años. En el caso del agua potable, la cobertura promedio a nivel nacional se incrementó del 87.43 % en el 2014 al 89.87 % en el 2018, mientras que, para el alcantarillado, del 81.44 % al 83.82 % durante el mismo periodo.
Por infraestructura de primer nivel
Tanto en Lima como en algunas ciudades del país es común observar grandes aniegos producidos por la rotura de tuberías o ramales de distribución, en gran medida por la antigüedad de la infraestructura. El gigantesco aniego de un gran sector de San Juan de Lurigancho (SJL) hace ahora dos años fue la última y lamentable muestra de esta realidad
“Ante esa situación, es imprescindible que en la planificación, logística e implementación de los distintos proyectos de saneamiento del país -como, por ejemplo, Rinconada, en Lima sur, o la que se realiza cerca de la estación Pirámide del Sol (SJL)- se garantice el uso de materiales que aseguren una vida productiva de la obra y permitan la adecuada distribución de agua potable a los ciudadanos”, comentó Franco Guazzotti, gerente general de Hidráulica.
Sedapal, como ente regulador, realiza el trabajo de garantizar la calidad de los suministros con un exhaustivo control en la especificación, selección y estandarización de los productos. A su vez, contrata a terceros encargados de la supervisión, pero el gran volumen de proyectos en marcha supera la cobertura de estos entes supervisores, dejando parte de la responsabilidad a los instaladores de los contratistas.
Por esta razón, “es clave que las empresas contratadas provean un servicio 360° que implique la verificación de las instalaciones, capacitaciones y constante renovación de productos, así como soluciones innovadoras que a su vez garanticen la calidad de los proyectos. De esta manera, se podrán evitar posibles fallas en los sistemas que generen mayores pérdidas de agua y de recursos al Estado”, señaló Guazzotti.