En esta oportunidad, cinco encapuchados, provistos de armas de largo alcance, ingresaron violentamente en la madrugada a la vivienda de Macario Espíritu Paico de 50 años y tras acusarlo de «soplón y traidor» lo asesinaron a él y a su hijo mayor Mario Espíritu Exalto de 20 años.
El crimen se registró en la localidad de Supte Alto a unos 13 kilómetros de Tingo María, en la carretera que viene de Huánuco.
Macario Espíritu se dedicaba a la agricultura y en su humilde vivienda criaba a cinco hijos.
Familia amenazada
El crimen fue denunciado por su esposa quien entre sollozos, reveló los detalles del asesinato y demandó garantías para ella y sus menores hijos, debido a que había recibido amenazas de muerte por parte de los sujetos que asesinaron a su esposo y a su hijo.
Reveló que los encapuchados ingresaron a su vivienda en momentos que todos dormían y tras insultarlos y acusarlos a todos de soplones y traidores, arrastraron al padre y al hijo mayor hasta un descampado cercano en donde los acribillaron.
Ante la desesperación de la madre, los criminales también se llevaron a otro de los hijos, Camilo, de 13 años, a quien no mataron pero obligaron a presenciar el asesinato de su padre y su hermano mayor.
Desprotegidos
Con este nuevo crimen, se eleva a siete las víctimas de la venganza de «Artemio» el jefe senderista del Comando Regional del Huallaga y se evidencia la desprotección de la población frente a las incursiones de los grupos armados senderistas.
Tres días después de la muerte de «JL», «Artemio» mandó asesinar a Jaime Lozano de 24 años de edad, acusándolo de haber avisado a la policía de la presencia de la columna senderista en la zona y el pasado fin de semana pasado ordenó la muerte de cuatro miembros de una misma familia cerca de Aucayacu, una de las cuales, de 20 años fue la conviviente de su lugarteniente Hector Aponte «Clay» abatido en un enfrentamiento con la policía en febrero del 2006.