Nuestra doble moral

 CORREO.El caso Núñez ha transparentado el enigma de los aportes de campaña y el financiamiento de los partidos políticos. La Ley de Partidos Políticos permite que los partidos reciban aportes del Estado y de los privados (empresas y particulares). Ambos tienen un tope: el gobierno central, que hasta ahora no ha cumplido con su aporte, tiene un tope por los votos sacados en la campaña previa y los privados uno de S/.216 mil por persona o empresa por año. Todo lo adicional es considerado ilegal y la ONPE debe fiscalizar los aportes.

Nuestros políticos cuentan que mantienen a sus partidos y pagan campañas con polladas; con el 10% del sueldo de los congresistas; con aportes de S/.40 mil por cabeza; y nosotros nos dejamos mentir sabiendo lo que cuesta una campaña política recurriendo a esa doble moral tan peruana.

Si todo está regulado, entonces: (i) ¿por qué los partidos no tienen fondos para campañas?; (ii) ¿por qué quien aporta generalmente no quiere declararlo?

En el Perú no se entiende el concepto de representación y no existen verdaderos partidos políticos donde el ciudadano pueda participar en las decisiones públicas mediante su partido. Lo que tenemos son clásicos movimientos electorales que, dada su naturaleza, no tienen fondos y una campaña sin dinero aunque se tenga el mejor candidato. Por eso se buscan donaciones de empresas y personas y, como vemos en Acuña, algunas ofrecerían puestos a cambio de dinero.

Además, nuestro imaginario popular ha decidido que los aportes de empresarios ricos son vistos como compra de favores políticos, sin importar el color político de los aportantes. Criticamos a candidatos de izquierda y de derecha por recibir aportes de empresarios y hemos inventado el «aporte perfecto» proveniente únicamente de ciudadanos y en pequeños montos, o rifas, cenas, polladas y similares, cuando sabemos que esos aportes no solventan una campaña.

Sugiero que esta vez la ONPE contrate a una empresa auditora de prestigio que siga los gastos de los candidatos y nos calcule cuánto vale una campaña para comparar con lo que luego declararán los partidos. Ello para mejorar nuestra ley y hacerla útil. Hay que tener cuidado con los aportes: pueden comprarse favores y pueden recibirse, a veces sin saberlo, aportes del narcotráfico u otros ilegales. Seamos adultos electoralmente y establezcamos una ley que se pueda cumplir y que tenga sanciones disuasivas que permitan hacerla útil, a ver si podemos alejarnos del doble estándar.