El 10 de abril del presente año, la organización no gubernamental norteamericana EIA presentó un informe denominado “LA MAQUINA LAVADORA, como el fraude y la corrupción en el Sistema de concesiones están destruyendo el futuro de los Bosques del Perú” la cual puso en la agenda pública y en particular en el sector forestal la urgente necesidad de un deslinde de responsabilidades, sin embargo entre las autoridades responsables de estos temas parecen mirar a otra parte y silbar como si el asunto no fuera con ellos, es como si nada hubiera pasado, como si nada se hubiera dicho y mostrado con pruebas contundentes.
Tal vez sería bueno recordarles a algunas instituciones que están obligadas por Ley asumir su inmediata responsabilidad de investigar a través de sus organismos de control respectivos, las graves denuncias realizadas por el EIA, pues evidentemente hay responsabilidades de carácter administrativo que se han obviado o tergiversado, allí tenemos que la Dirección General Forestal y Fauna Silvestre y el OSINFOR deberían decirle al País como están abordando estas denuncias y si ya cuentan con algún plan para desmantelar este sistema corrupto de lavado de madera; por supuesto como mínimo, separar o suspender a aquellos funcionarios que tienen una evidente participación en estos hechos.
Por cierto, la Fiscalía especializada en temas Ambientales, ya debería haber abierto investigaciones a varias personas y empresas sobre estos hechos para ir fijando las responsabilidades penales a las que hubiera lugar, en especial con aquellas que esperamos el OSINFOR haya puesto a su disposición.
Por otro lado, el Congreso de la República cumpliendo con su responsabilidad de fiscalización, debería formar una Comisión que investigue a fondo las responsabilidades políticas que se han venido dando en este asunto, que han dejado en una débil situación a especies como la Caoba (Swietenia macrophylla) y el Cedro (Cedrela odorata), pero también en un cercano futuro a otras 8 especies comerciales como el Shihuahuaco (Dypetix sp) que hoy no cuenta con un control efectivo sobre su aprovechamiento.
Desde los gremios profesionales, se espera una actitud más firme respecto a los malos profesionales que han venido avalando con sus firmas Planes Operativos Anuales (POA) y demás documentos con contenidos falsos, en agravio del estado y de nuestra biodiversidad, aquí no vale para nada el espíritu de cuerpo, hay que separar de inmediato respetando por supuesto los debidos procesos, a los malos elementos que hacen mucho daño al prestigio de nuestros Colegios profesionales, por tanto se espera de ellos como el Colegio de Ingenieros en su Capítulo Forestales, un pronunciamiento al respecto.
La estrategia del hecho consumado y del borrón y cuenta nueva, no debe prosperar, el silencio no es la mejor forma de combatir esta lacra que desgarra nuestros Bosques, pues el silencio solo hace cómplice al que teniendo facultades para investigar, denunciar y sancionar no lo hace.
Insisto, hay una seria crisis en el sector forestal que tiene que ser abordada con una gran reforma, que ponga por delante una Política Nacional Forestal y que junto a ella entre otras acciones, desarrolle un Plan anticorrupción y de transparencia, que permita ir construyendo bases solidas para una Gobernanza forestal que hoy el País carece desgraciadamente.