“José” critica la “política extremista, aventurera y dogmática” de Abimael Guzmán. Obviamente intenta eludir su responsabilidad de los asesinatos que cometió en contra de campesinos ayacuchanos.
Recordemos una de las mayores ignominias de ese personaje. El 3 de abril de 1983, el Comité Central del Partido Comunista del Perú-Sendero Luminoso ordenó una de las mayores carnicerías contra los campesinos de Lucanamarca en Ayacucho. Con cuchillos y machetes, los senderistas asesinaron a 69 personas, entre menores de edad, mujeres y ancianos. ¿Saben quién comandó esa acción terrorista? Nada menos que “José”. El mismo que ahora pretende lavarse las manos manchadas con sangre campesina.
También hay que recordar que Abimael Guzmán celebró y calificó la masacre de Lucanamarca como una acción “contundente” para diezmar las “mesnadas contrarrevolucionarias”. Me pregunto si los que continúan idolatrando a Abimael Guzmán siguen pensando así de los ayacuchanos.
“José” y Abimael Guzmán, junto a todos los terroristas de Sendero Luminoso son igualmente culpables de la muerte de 70 mil personas y de la destrucción económica del país. ¿Esa era la idea del nuevo Estado que tanto pregonaban?
Asimismo, considero muy cínica la postura de “José” de considerar a los traficantes de drogas como simples “asalariados”. En esa lógica: ¿Los que procesan pasta base de cocaína en el VRAE son los nuevos proletariados? o ¿Acaso la nueva clase revolucionaria del Partido Comunista del Perú está integrada por los mochileros que trasladan cocaína a las ciudades?
¡Qué pena! ¡Los llamados revolucionarios (maoístas-marxistas-leninistas) en el Perú consideran mesnadas a los ayacuchanos y proletarios a los narcotraficantes!
Es patética la discusión y la “lucha de dos líneas” al interior del grupo terrorista: se acusan mutuamente de traidores y asesinos. Pero a lo que no tienen derecho es a insultar la memoria de los muertos ni la inteligencia de los que decidimos vivir en democracia.