No al paro político

Una vez más los enemigos de la paz social han anunciado una paralización laboral en todo el país para el próximo miércoles 09 de los corrientes, convocado por la CGTP.
 
El Paro anunciado a todas luces tiene matices políticos y resulta dañino e inoportuno, por cuanto el  país se desenvuelve libre de conflictos laborales y en un momento en que la economía resurge, frente a tantas negaciones.
 
Nada edificante resulta hacer una paralización en este momento, cuando los peruanos activan sus brazos, las ruedas de la industria se mueven con mayor ritmo  y la producción se sobredimensiona con celeridad hacia un mejoramiento sustancial en todo aspecto.
 
Cuando nuestro país, especialmente los pueblos del Perú profundo, salen de la postración para dar paso a la electrificación de cientos de poblaciones rurales, la ejecución de programas sociales, como Crecer, Techo Propio, Mi barrio, Agua Para Todos,  Juntos, Cofopri, y otros tantos, salen a las provincias y lejanos pueblos para revertir una dolorosa y critica situación que agobia a la mayoría de peruanos.
 
Los políticos de viejo cuño, parecen no dormir, y sus afanes por oponerse al desarrollo, no cesan en  el nefasto propósito de buscar enfrentamientos políticos y sociales, entre el Gobierno y la clase trabajadora en general.


No de otra manera puede entenderse este afán, que de llegarse a concretar va a dejar – seguramente – cuantiosas pérdidas económicas, porque al paralizarse la industria, el comercio, y el transporte principalmente, todo se detiene  al mismo tiempo.
 
El más afectado resulta en este caso el más pobre, el que vive el día, es decir, el transportista, el vendedor de los mercados, los vendedores ambulantes, los pequeños comerciantes, los asalariados, los obreros que dejarán sus herramientas y tareas a un lado para satisfacer los nefastos fines políticos de esos politiqueros que procuran utilizar al pueblo para «llevar agua a su molino».
 
No hace muchos días aún que los señores cocaleros anunciaron también un paro, en busca de sus reivindicaciones más sentidas, como el de la erradicación de sus plantaciones de coca.
 
Sin embargo, la sagacidad de muchos de sus dirigentes pudo más que el capricho y la terquedad de sus homólogos directivos de turno.


Ellos dijeron que irán a la mesa de diálogo para llevar planteamientos y sacar conclusiones beneficiosas mientras un rebelde como Alan Valdivia, interpretando el sectarismo impuesto con color político los culpaba de traidores, y de haberse entregado mansamente a los brazos del gobierno, argumentado en irrelevante forma y estilo que «queremos dialogar con el dueño del circo y no con los payasos».


Ni lo uno ni lo otro.  El pueblo quiere trabajo, desea un clima de paz y de concordia permanente.


Mientras el otro grupo permeable al diálogo, logró sintonizar con los Ministros, para comprometerlos a mejorar carreteras, construir otras nuevas, con puentes adicionales, construir centros educativos, postas sanitarias, apoyo a la agricultura, electrificación de las zonas rurales y todo lo que la producción requiere.
 
Nosotros que vemos las cosas con equilibrio y despercudidas del tinte político, salimos a defender la democracia, el trabajo organizado y sobre todo el diálogo franco y auspicioso que es parte importante de la democracia, para encontrar puntos de consenso, de  convergencia, de propósitos e ideas y encontrar una luz al final del túnel.
 
De la forma como se consiga este clima de estabilidad social, podemos decir que estamos en franco entendimiento entre gobernantes y gobernados.


Es tiempo de dejar la insensatez y las acciones paralizantes, porque solo el trabajo, los brazos activos, y los engranajes de la industria puestos en marcha, harán el milagro del resurgimiento económico nacional, para que podamos dejar a nuestros hijos, un país próspero, donde reine la PAZ social entre todos los peruanos, y todos podamos disfrutar de un clima favorable que provoque el entusiasmo para seguir trabajando a favor de las causas nobles de nuestra amada patria.
 
Hoy más que nunca, cuando nos acercamos a una fecha más de conmemoración del aniversario patrio, pongamos nuestra mente sobre ella, y madurando nuestras ideas, hagamos de ellas un camino fértil, por donde se desplace toda esa buena voluntad para lograr el resurgimiento social, económico y laboral, que han de colocar a nuestro pueblo  en el nivel de una patria digna de nosotros mismos.


(Editorial escrito por el periodista Percy Bustamante Nuñez)