Niños y niñas de las comunidades de diferentes regiones de Colombia son explotados de diversas maneras por los grupos armados ilegales de ese país. Además de reclutarlos para la guerra, los están esclavizando en formas de servidumbre como oficios domésticos o como pasadores de coca, en extenuantes jornadas de trabajo y sin recibir ninguna remuneración.
Así lo denunció Dora Tavera, consejera de la Organización Nacional Indígena de Colombia, ONIC, durante el Encuentro Latinoamericano Pueblos Indígenas y Gobierno, que se realiza en Cartagena y en el que se analiza la situación de los niños indígenas trabajadores.
«También utilizan a los niños como botines de guerra para sacarles información sobre los territorios indígenas», señaló Tavera, quien dijo que los niños son víctimas de abuso sexual por parte de los miembros de estas agrupaciones.
Afirmó que en muchas comunidades prefieren enviar a sus hijas hacia las ciudades para que se empleen en oficios domésticos y así evitar que sean reclutadas.
A esta situación se suman las comunidades que son desplazadas por la violencia y que arriban a las ciudades, donde muchos niños nativos se ven obligados a mendigar en las calles.
La especialista manifestó que también se tiene indicios de que muchos de estos niños son explotados sexualmente con fines comerciales, sobre todo en zonas de explotación minera y de hidrocarburos.
De acuerdo con la ONIC, no existen datos sobre cuántos niños indígenas se ven obligados a trabajar. «Es una problemática que existe, que es muy grave, pero que no se ha visibilizado», expresó.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT) se sabe que -además de los oficios que desempeñan en el conflicto armado y los servicios domésticos- trabajan en la minería y en la agricultura.
La situación en Latinoamérica
En la mencionada actividad que se realiza en Cartagena, que congrega a líderes 18 países latinoamericanos, la Organización de Estados Americanos, OEA, denunció que cerca del 32 por ciento de la mano de obra indígena del norte de México corresponde a niños que migran de otras zonas del país.
En Perú, alrededor del 20 por ciento de los trabajadores de los lavaderos de oro son niños entre los 11 y 17 años, mientras que en Guatemala casi medio millón de pequeños entre los 7 y los 14 años están empleados.