Una penosa realidad vive un sector de niños de escasos recursos de la
región Huanuco, que a cambio de entre 3 y 5 nuevos soles al día deben
trabajar en los sembríos de hoja de coca destinada al narcotráfico. Se
trata de la mano de obra más barata de los valles cocaleros en todo
nuestro país.
Desnutridos, sin derecho a la educación y la salud, forman parte de
ese 30 por ciento de pequeños huanuqueños que trabajan en el acopio de
la coca en el Huallaga. Mientras tanto, en el valle del río Apurimac y
Ene (VRAE), la cifra es aún más espeluznante: el 92 por ciento de la
población infantil de la zona participa en el negocio de la hoja de
coca, según un estudio de UNICEF.
Según las Naciones Unidas, una hectárea de hoja de coca en el VRAE
puede producir entre 300 mil y 400 mil plantas, mientras que en el
HUallaga se produce entre 50 mil y 60 mil plantas. Para cosecharlas,
las mafias del tráfico ilícito de drogas necesitan mano de obra
barata. Lo peor de todo es que muchos de estos trabajadores
infantiles, tras ser peones en los sembríos de coca, ya adolescentes
se convierten en *mochileros* que trasladan entre 8 y 10 kilos de
droga procesada por rutas inaccesibles para la policía.