La Amazonía peruana es el imperio de lo paradójico y de las oportunidades. Alberga al río más caudaloso del mundo y también a las familias que menos posibilidades tienen de acceder a agua limpia. Es el territorio más extenso, pero en el que viven menos peruanos y peruanas. Pero es también, por su diversidad de recursos naturales y su milenaria cultura, una región con un gran potencial que aportar al desarrollo del país.
Víctimas de un olvido histórico, hoy las regiones amazónicas se mantienen a la espera de oportunidades de desarrollo que permitan a sus nuevas generaciones integrarse a ese Perú del que escuchan hablar y que muy poco parece saber de ellas. Una conexión que les permitirá compartir con el mundo la sabiduría ancestral a la que le deben su supervivencia.
Para las niñas, niños y adolescentes de la Amazonía acceder a oportunidades de desarrollo es un derecho. Para el país, otorgárselas es un deber. Pero además constituye una decisión estratégica. Recordemos, que el desarrollo no lo garantizan los recursos, sino quienes saben gestionarlo.
Es mucho lo que hay que hacer por la región amazónica, su niñez y su adolescencia. La preocupación no es reciente, ya desde hace unas décadas se hacen esfuerzos por superar el olvido. Pero éste ha sido tal, que a pesar de esas voluntades los indicadores de desarrollo social y económico distan mucho de los promedios nacionales. Esta distancia se acentúa cuando se fija la mirada en la población rural y más aún si ésta tiene una lengua distinta al castellano.
La apuesta estatal necesita ser comprendida, alentada y respaldada por la ciudadanía, el empresariado, la cooperación internacional. Se requiere que el país conozca y comprenda lo que realmente se vive en ese Perú aparentemente paradisiaco. Con la finalidad de contribuir a ello, UNICEF presentó recientemente en la Región Loreto los hallazgos del estudio Situación de la niñez amazónica realizado este año.
Los resultados de la investigación nos confirman que en este bosque de problemas que afectan a la niñez amazónica deben priorizarse la atención a la salud, educación y protección frente a las diversas formas de violencia. Se requiere la obtención de información focalizada, del diseño y puesta en marcha de políticas dotadas de pertinencia cultural y de asignación de recursos que garanticen su ejecución y el logró de resultados.
No hay posibilidad de desarrollo sostenible para el país con estos indicadores sobre la niñez amazónica con una lengua distinta al castellano: seis de cada diez niños entre 6 y 35 meses padecen anemia; solo 7 de cada 100 niños de segundo grado logran el desempeño esperado en matemáticas; 58 de cada 100 adolescentes entre 15 y 19 años ya han tenido por lo menos un embarazo; el 50% de los padres y madres recurren al castigo físico como medida correctiva.
Redoblemos los esfuerzos para reducir las inequidades que afectan a la niñez amazónica, especialmente la indígena. Sigamos remando hacia la igualdad de oportunidades.