Negociadores apuntaron el sábado avances en la declaración final para la cumbre de Rio + 20 en Brasil que busca un modelo de desarrollo sustentable para el mundo en las próximas dos décadas, después de varias rondas de estancamiento por las diferencias entre países ricos y en desarrollo.
El ministro brasileño de Relaciones Exteriores, Antonio Patriota, dijo a periodistas que el texto fue reducido de 80 a 56 páginas y que lograron superar varios puntos de discordia en el documento después de que el país anfitrión de la cita pidió a los delegados de 193 países que participan de la negociación un cambio de dinámica para evitar «enmiendas que son sólo cambios editoriales y concentrarse en las cuestiones cruciales».
Patriota indicó que la expectativa es llegar a un documento base definido para la noche del lunes, antes de la fase presidencial de la conferencia, que se realizará del miércoles al viernes en Rio de Janeiro y en la que se esperan más de 120 gobernantes.
La conferencia ha sido llamada Rio + 20 por celebrarse 20 años después de la histórica conferencia Eco 92, también en Rio de Janeiro, que puso el tema del desarrollo sustentable en la agenda mundial, propició la creación de ministerios encargados del medio ambiente en todos los países y lanzó negociaciones internacionales sobre protección de la biodiversidad y prevención del cambio climático.
El diplomático chino Sha Zukang, secretario general de la conferencia, dijo en un comunicado que «se registran progresos animadores realizados por diferentes grupos en el texto».
La víspera, Zukang había declarado que las deliberaciones «no están donde deberían estar», en una señal de desaliento por las persistentes disputas en torno del texto.
Un punto que ha trabado las deliberaciones son las diferencias sobre el financiamiento requerido para ejecutar las acciones de desarrollo sustentable, un modelo que aspira a combinar acciones de preservación ambiental con crecimiento económico y bienestar social.
El negociador brasileño Luiz Alberto Figueiredo reconoció las dificultades de resolver ese tema en momentos de crisis financiera que golpea especialmente a los países ricos, tradicionales donadores para este tipo de fondo.
El Grupo de los 77, que reúne a las naciones en desarrollo, junto con China propusieron la creación de un «fondo verde» con 30.000 millones de dólares anuales para financiar la sustentabilidad.
Los países en desarrollo pretenden adoptar el principio de «responsabilidades compartidas pero diferenciadas» según el cual naciones más ricas deben adoptar más compromisos dada su mayor capacidad económica, pero países avanzados encabezados por Estados Unidos pretenden que las responsabilidades sean más equitativas.
Otro tema difícil es la definición del concepto de «economía verde» que los países deben adoptar. En general, la economía verde es un modelo que privilegia la producción que incorpora criterios de protección ambiental, pero no hay consenso entre los países sobre cómo llevarlo a la práctica.
Por su parte, la organización ambientalista World Wildlife Fund (WWF), llamó a Brasil a asumir un papel de mayor liderazgo para alcanzar «un milagro político» que salve la conferencia.
«Las negociaciones de Rio son un desastre, pero hay esperanza en el horizonte ahora que Brasil se prepara para asumir el liderazgo», comentó el jefe de la delegación de WWF en la cita, Lasse Gustavsson. «Necesitamos que Brasil juegue a la política tan bien como juega al fútbol», agregó.