Desde el otro lado del mundo, la científica peruana Nataly Allasi Canales nos comentó cuál fue el proceso para obtener el más alto grado académico reconocido en el mundo: su doctorado en Paleogenómica sobre las cortezas de cinchona o árbol de la quina, en la Universidad de Copenhagen, Dinamarca. Este árbol, además de ser un símbolo patrio, tiene diversas propiedades farmacéuticas, por ello la relevancia de su estudio.
Nataly es de Madre de Dios, pero de pequeña tuvo que mudarse a la capital para encontrar mejores oportunidades de estudio, una realidad que viven muchas personas del interior. En Lima terminó su pregrado en la decana de América: la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Después, una beca para estudiar en China la llevó a terminar su maestría. Finalmente, el doctorado de la corteza de chinchona la llevó a Dinamarca, donde reside. “La quina es la palabra quechua de la corteza de la cinchona y suena muy bonito”, afirma con una sonrisa.
¿Qué fue lo que te inspiró para estudiar ciencias?
Madre de Dios está rodeada de biodiversidad y siempre me ha parecido muy interesante [ese ecosistema]. El último año de la secundaria, cuando tenía que elegir [qué estudiar], pensé que a mí me gustaba mucho el arte, pero hay muchos artistas muy buenos [en el Perú]. Entonces, tal vez, lo que necesitamos hacer es más ciencia, y no me vino mal. Elegí genética porque es una carrera actual y una herramienta del futuro, para hacer predicciones, ciertos estudios de conservación o descubrimientos de fármacos. Tiene muchas utilidades. Lo elegí porque estamos retrasados en ese aspecto.
¿Cuál fue el proceso para salir de Madre de Dios?
Para mí era sencillo: la educación es importante. Es lo que mi madre siempre me decía. Me trasladé a Lima para acceder a una mejor educación, porque en el colegio al que iba [en Madre de Dios] sentía que no aprendía y la educación se había relegado. En Lima, terminé el pregrado en San Marcos, [la carrera de] genética y biotecnología en la Facultad de Biología. Luego conseguí una beca en China y terminé mi maestría. Estuve tres años y medio. Ahí trabajé en algo que no estaba relacionado con mi carrera, así que empecé a buscar doctorados y encontré uno en Dinamarca. Vi un anuncio que decía “análisis Paleogenómica de las cortezas de cinchona a través del tiempo y el espacio”. En ese momento yo no sabía [a lo que se referían], luego lo googlié y supe que era el árbol de la quina.
¿Alguna vez recibiste comentarios como: “esta área, hablando de la ciencia, no es para mujeres”?
Desde que dije que quería estudiar genética hasta ahora no ha parado, y llevo como diez o quince años en esta área. En el Perú, me decían que iba a terminar analizando muestras de heces en los hospitales, aunque no tiene nada de malo, pero la forma despectiva tiene mucho que ver. Me decían que nunca encontraría trabajo. Pero siempre hay oportunidades y yo las aprovecho al máximo. Aunque no solo en el Perú, en otros países también sentí un cierto recelo de que las mujeres no podemos hacer nada bien. Por ejemplo, he escuchado gente adulta, con grados académicos, decirme pero por qué haces esto si no te va ir bien.
El presidente Pedro Castillo anunció la creación del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica, ¿Qué opinas al respecto? ¿Darías algunas recomendaciones?
Me parece una idea genial, pero sería bueno enfocarse en cómo llegar a los niños y niñas. Se podría incentivar el mayor acceso para los niños y niñas en la investigación. Pero no solo para que hagan ciencia, sino para tener un pensamiento crítico. Por ejemplo, muchos gobiernos han fallado en el manejo de la pandemia, por lo que se necesitan ciudadanos críticos y analíticos con base en ciencia que, sin dudar, se vayan a vacunar y los movimientos anti vacunas no logren tener cabida. También es importante el intercambio de extranjeros en el Perú o la repatriación de talento. Hay muchos compañeros que quieren volver para construir un mejor país, pero las trabas desaniman y la oferta en otro país termina siendo la mejor opción. Debería hacerse ese esfuerzo en ese sentido.
¿Tú también quisieras volver al Perú?
Sí. Es mi sueño. La razón por la que estoy haciendo ciencia es para ayudar a mi país. Me encantaría tener una red de investigadores peruanos y hacer investigaciones en el Perú. Tenemos muchos recursos humanos, muy buenas capacidades intelectuales. Para mi valdría mucho poder colaborar con los peruanos y mejorar la situación de la biodiversidad.
¿Cuál es el objetivo de tu tesis?
El tema principal es elucidar la historia evolutiva de estas quinas, las cortezas del árbol de la quina, la diversidad química y análisis de archivo que tiene más de 200 años de antigüedad. Estas muestras provienen de Sudamérica, como del Perú, pero también de plantaciones, pues el árbol de la quina fue tan importante que se cultivó en distintas partes del mundo.
¿Qué relación tiene la quina como tratamiento de la COVID-19?
El año pasado, el expresidente Donald Trump difundió noticias falsas como que la hidroxicloroquina curaba el Covid. Es debido a la relación del término hidroxicloroquina y quinina, por lo que se parecen al momento de escribir, no en la estructura química ni en los efectos que estos químicos tienen en nuestro cuerpo, sino por como suena que muchos creyeron que se trataran de la quinina, el alcaloide que está en la corteza del árbol de la quina. Pero todavía no hay estudios que señalan que la chinchona sea la cura para el coronavirus, sería relevante para los peruanos y para los que estudian este árbol, pero hasta ahora no hay ningún estudio que señale esto. No hay ningún beneficio de la quina contra el coronavirus.
Aunque la quina no cure el Covid-19, ¿Cuáles son las propiedades curativas que sí tiene?
Se hipotetiza que la quinina, el alcaloide que se encuentra en la corteza de las plantas, tiene un sabor amargo que hace que los herbívoros se protejan de enemigos biológicos. Lo que hace en nuestro organismo, por ejemplo con la malaria, es eliminar el crecimiento del plasmodium, el parásito que causa la malaria y los ciclos de fiebre paran. Además, muchas comunidades lo usan para el dolor de estómago o para la caída de cabello, depende de cómo lo toman. Una de ellas es hervirlo con otras plantas.
¿En cuánto influye la medicina tradicional en la ciencia?
Influye 100%. Quizás los que estamos en las ciudades perdemos el interés por la medicina tradicional, pero qué sorpresa se darían las personas que usan muchos fármacos y no saben que la mayoría provienen de una planta. La medicina tradicional está ligada a cómo nosotros nos medicamos ahora.
Pero con la COVID-19, muchas personas creían que, por citar un ejemplo, solo tomando el jarabe de jengibre ya se estaban protegiendo, por ende no podían contagiarse
Muchas personas creen que está bien tomar kion, pero no se ponen mascarilla o no me lavo las manos. Relegan otros cuidados. Si te funciona para el dolor de garganta está bien, pero usarlo para no vacunarse es un error terrible.
¿Cuál sería ese mensaje final para los niños y niñas que no se atreven a estudiar ciencia?
Sigan sus sueños porque siempre habrá mucha incertidumbre, pero nunca pierdan la esperanza ni el objetivo final. Resistan en su camino. Si necesitan buscar un mentor o mentora que ya esté en el campo de estudio, no teman en escribirle, pues muchos están muy felices de ayudar. Ellos hubieran deseado lo mismo.
¿Qué le dirías a tu yo de ocho años?
Confía más en ti.