En los últimos cuatro años, los índices delictivos en la provincia de Satipo están siendo liderados por el tráfico ilícito de drogas (41 %), seguido de la violación sexual (14 %); cifras que obedecerían al corredor de grupos dedicados al narcotráfico que operan en la zona del valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem), señala el estudio realizado por los estudiantes de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Peruana Los Andes, sede Satipo.
En la actualidad son 150 internos que alberga el penal San Francisco de Asís cuyas estadísticas fueron proporcionados por los entes rectores en el tema de administración de justicia y los centro penitenciarios.
El estudio Los delitos más cometidos en la provincia de Satipo entre el 2012 – 2015 indica que los otros delitos por las que purgan prisión los reos sin condena son robo agravado (10 %), omisión a la asistencia familiar (7.4 %), hurto agravado (6.7 %), tráfico y tenencia ilegal de armas (4.7 %) y otros (16.2 %); casos que están siendo judicializados, según señaló el docente universitario Luis León Palomino.
Acorde a las estadísticas del Observatorio de Criminalidad del Ministerio Público que accedieron los estudiantes de Derecho y Ciencias Políticas, la región Junín se ubica en el décimo lugar en los índices delictivos a nivel nacional; sin embargo, la cantidad de efectivos policiales para guardar el orden interno se mantiene por debajo del estándar que debería ser un policía por cada 250 habitantes.
Estos indicadores señalan como una ciudad relativamente segura a los delitos de asaltos, secuestros y sicariato, comparado a las otras nueve regiones cuyo clima de inseguridad es notorio en el común de las personas.
Delitos como trata de personas y los delitos de violencia sexual en menores de edad, no siempre son judicializados, salvo situaciones extremas o intervención de personas ajenas al entorno familiar, como sucedieron los últimos tres casos sonados a fines de noviembre, siendo el más escandalizado la violación seguido de muerte en el distrito de Río Tambo, cuyo agresor fuera su mismo padrastro, a quien condenarían a cadena perpetua.