Narcotráfico se apodera de la selva de Puno

El mundo sabe que de las selvas de Sandia, en la región Puno, ha salido el Tunki, el mejor café orgánico de nuestro país y uno de los más selectos del planeta, ganador en la XXI feria SCAA (Cafés Especiales de América) de los EE.UU.

Lo que poco se conoce es que de allí también están saliendo las narco-avionetas cargadas de clorhidrato de cocaína elaborado con hoja de coca, un cultivo que amenaza la supervivencia de los famosos cafetales y el sustento de miles de agricultores.

La hoja empezó a aparecer tímidamente por el año 2008, justo cuando la acción del Estado contra las mafias de la droga hacía estragos en la producción del arbusto en el Alto Huallaga, vía la erradicación.

Empujados por las autoridades, los traficantes buscaban nuevos escenarios para su ilegal accionar. Y encontraron la selva de Puno, donde hoy el monitoreo de Naciones Unidas señala el crecimiento del llamado “espacio cocalero” en Sandia y alrededores, más allá de las 3 500 hectáreas que durante algunos años fue su mayor nivel. La expansión, lamentablemente, se da a costa del café y otros productos.

El impacto al medio ambiente también es impresionante. Un estudio de Wildlife Conservation Society (WCS) señala una importante degradación, deforestación y cambio de uso de las tierras por el narcotráfico, que en el caso de la coca ha aumentado del 2011 al 2013 en 3 369 hectáreas.

Ocurre que mientras que el café no necesita de la tala ilegal y de los agresivos agroquímicos para crecer, los arbustos de coca los requieren en gran cantidad, lo que está generando una enorme deforestación.

Además, la multiplicación de laboratorios rústicos para la elaboración de pasta básica de cocaína (PBC) está ocasionando que miles de litros de insumos químicos –kerosene, ácido clorhídrico, entre otros- se viertan en los ríos llevando la contaminación a miles de hogares que, ribera abajo, beben de esa agua todos los días.

Es casi el mismo escenario de hace décadas en las regiones San Martín, Huánuco y Ucayali, hoy felizmente superados gracias al compromiso del Estado y el apoyo técnico y financiero de cooperantes internacionales. Precisamente, lo que hoy hace falta en Sandia y San Gabán.

Eso no es todo, con los primeros cocales están apareciendo los traficantes de madera fina y los invasores de terrenos. Con las mafias del narcotráfico empezarán a darse asesinatos y trata de personas. Es decir, muerte y violencia.

TRAS DE CUERNOS…

Como si el milagro del café de calidad en Puno estuviera signado por la mala suerte, luego de los premios mundiales apareció la roya. Su incursión se atribuye al cambio climático –otro resultado de la producción de cocaína en la Amazonía- que arrasó con los hermosos cafetos, tirando abajo una producción por hectárea de 80 quintales en su mejor momento.

La realidad actual es que numerosos productores han visto descender el rendimiento de sus tierras a la miserable cifra de cinco quintales y pasan apuros para atender el pago de sus créditos.

Entre tanto, la hoja de coca, resistente a la plaga, se está imponiendo en la zona. Se trata de una tentación irresistible para un número cada vez mayor de campesinos que, contra su voluntad, se están transformando en cocaleros excafetaleros.

Sin embargo, todavía se puede salvar el destino de esta región. El alcalde de Sandia, Miguel Quispe Tipo, se ha comprometido en aunar esfuerzos y promover estilos saludables en las familias, en el marco de un programa impulsado por la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (Devida) en favor de la prevención del consumo de drogas.

Otra autoridad, como el burgomaestre de Putina Punco, Yony Yujra, destaca la existencia de un proyecto con la entidad rectora de la lucha contra el narcotráfico, para ayudar a los campesinos a salir del problema de la roya. Sin embargo, parece que el presupuesto no alcanzará a todos los afectados.

El Ministerio de Agricultura y Riego (Minagri) declaró en emergencia a 11 regiones en octubre pasado por la roya, entre ellas Puno. Los cafetaleros señalan que solo ha llegado algo de la fumigación. Definitivamente, algo concreto hay que hacer para salvar al café más fino del mundo.

DATO

Devida y la municipalidad provincial de Sandia conformaron el Comité Multisectorial de Prevención del Consumo de Drogas  que agrupa a instituciones públicas y de la sociedad civil organizada para adoptar acciones y prevenir este flagelo.

La finalidad es contribuir en la reducción del consumo y tráfico ilícito de drogas en los distritos de la selva puneña, expresó el jefe zonal de Devida Puno, Wilman Heredia Escobar.

El Estado ha anunciado una inversión de 3 millones de nuevos soles en la ejecución de un proyecto que busca mejorar la competitividad productiva, organizacional y comercial de los productores de café de San Juan del Oro.