Corani, la emblemática laguna boliviana que provee de agua y energía a la ciudad de Cochabamba, se ha convertido hoy en un basural de coca y droga, con numerosos residuos de hojas procesadas regados en las orillas, laderas y sumergidos dentro de sus aguas.
Situada a 55 kilómetros de la provincia de Chapare, los lugareños vecinos de esta fuente de agua se quejan de que cada vez hay menos peces y los niños están más expuestos a infecciones intestinales.
Los comuneros precisan que los desechos de coca remojada son dejados por las fábricas clandestinas de droga que operan en las alturas de la laguna, en los caseríos de Kanco, Candelaria, Melga, Lava Lava, y El Cañadón, en donde las mafias del narcotráfico procesan impunemente sulfato base de cocaína, según comprobó un último operativo realizado por efectivos de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico, FELC.
Una rápida mirada permite comprobar que la represa de Corani, una de las mayores hidroeléctricas de Bolivia, se encuentra infestada de coca procesada, flotando sobre el embalse en el que se almacenan hasta 140 millones de metros cúbicos de agua cada año para energía, riego y el hábitat del pejerrey, y la trucha.
Asimismo se observa miles de bolsas tiradas en sus orillas, laderas y hasta en las mismas aguas, según da cuenta la página digital Los Tiempos.
“No sabemos en qué momento botan los residuos, sólo aparecen”, dice el director de Medio Ambiente de la Alcaldía de Colomi, Raúl Arce, expresando con ello la preocupación de los comuneros que hasta la fecha no han podido detectar a los traficantes que echan los desechos.
De acuerdo a informes de la FELC, a fines del año pasado se destruyeron 11 laboratorios móviles de droga en la población de Kanco así como gran cantidad de insumos químicos para la elaboración de estupefacientes.
El toxicólogo Freddy Numbela, explicó que los residuos químicos en el medio ambiente y en la laguna pueden provocar anomalías congénitas y diversos tipos de cáncer, además de infecciones estomacales por intoxicación alimenticia al consumir alimentos contaminados, debido a que la coca procesada tiene un alto contenido de ácido sulfúrico.
Por su parte la ingeniera ambiental, Marta Musch, advirtió que “si los desechos se vierten a los suelos y agua, éstos cambian el pH (indicador de la acidez del agua) y matan la flora y fauna y es muy difícil revertir los riesgos”.