Narcos y contrabandistas aprovechan falta de control

El Comercio   –A ver, ¿cuánto cariño me vas a dar hoy?– le pregunta el policía del puesto de vigilancia de frontera (PVF) de Sausal, en Ayabaca, al chofer de una camioneta que transporta 70 galones de gasolina de contrabando en la parte trasera del vehículo.

–Pero solo llevo dos galones –le miente el conductor, un tipo flaco y de ojos claros, mientras busca unas monedas.

–Todos dicen lo mismo –le recrimina el policía, un gordo de barba ralita–. ¡Ya, no seas duro!, añade con tono enérgico.

El chofer deja ver un fajo de dólares en el bolsillo de su pantalón, pero le entrega tres soles al policía. Este levanta la tranquera y la camioneta avanza hasta Ayabaca.

La escena anterior se repite todos los días en el PVF de Sausal, límite entre Ayabaca (Perú) y Cariamanga (Ecuador). Por esa zona, ubicada a tres horas en camioneta desde la ciudad peruana, ingresan con facilidad petróleo, gasolina, gas e insumos químicos de contrabando, procedentes del vecino país. El escaso personal policial recibe cupos para hacerse de la vista gorda, y el negocio ilícito sigue creciendo en un lugar abandonado por el Estado.

Las rutas más usadas para el contrabando son Sausal, Vado Grande, Remolinos, Espíndola y La Tina en Ayabaca; Alamor, en Sullana; y Huaquillas y Aguas Verdes, en Tumbes

Sausal es un pueblo de no más de 15 casas, al que se accede desde Ayabaca por una trocha carrozable. Los jueves son días de feria en este lugar. Ecuatorianos, procedentes de Cariamanga –cantón al que se llega luego de una hora y media de viaje en camioneta, tras cruzar el río Sausal–, y peruanos intercambian productos de todo tipo, desde petróleo hasta cerveza.

Sin embargo, ‘estar’ en el lugar no es fácil. En Sausal –como en cualquier otra zona fronteriza– todo foráneo es sospechoso. Lo miran con recelo, lo interrogan, lo investigan para descartar que sea policía o agente encubierto. Eso se explica porque para ellos el Estado no existe, nunca lo han visto. “No hemos recibido ayuda de nadie. El río Sausal crece, se lleva todo y nadie nos auxilia. No tenemos agua potable [consumen agua del río], ni luz eléctrica. Menos desagües”, comenta un poblador de la zona, que prefiere el anonimato.

Ruta del contrabando

Fuentes policiales informaron que Sausal, en Ayabaca, es una de las rutas más usadas para el contrabando. Otros lugares en esa provincia son Vado Grande, Remolinos, Espíndola y La Tina; Alamor, en Sullana; y Huaquillas y Aguas Verdes, en Tumbes . En esos lugares no hay canes detectores de droga ni policía especializada en contrabando y narcotráfico, según comprobó este Diario.

En Ayabaca, los productos de contrabando son llevados a la ciudad. Allí se guardan en almacenes, donde se lee: “Se vende gasolina y petróleo”. También hay grifos ilegales. La policía de esta provincia incautó desde febrero hasta la fecha 700 galones de petróleo y gasolina, y 20 balones de gas, procedentes de Ecuador.

Antes de febrero de este año, el chofer de ojos claros y otros amigos suyos llegaban a la capital de Ayabaca con facilidad. “Ahora los policías de la ciudad no quieren saber nada [coimas], te levantan con todo. Antes trabajábamos con ellos, los llamábamos y les decíamos que estábamos llevando gasolina y petróleo, les dábamos 50 o 100 soles y listo. Ahora trabajamos de noche o de madrugada para mayor seguridad”, contó.

Pero las cifras de contrabando en toda la región, según la policía, son preocupantes. El año pasado se incautaron 9.915 galones de petróleo y 405 de gasolina, y se intervino a 2.439 personas. Además, en los dos primeros meses de este año se han incautado 1.690 galones de petróleo y se ha capturado a 343 personas.

Zona de narcos

Sausal también es una ruta por donde ingresan insumos químicos para la elaboración de clorhidrato de cocaína. Lo es al igual que los pueblos fronterizos de Vado Grande y Remolinos, según comprobó la policía en noviembre del año pasado, cuando destruyó allí un laboratorio de droga con capacidad para producir 4 toneladas al mes.

Para esos tres lugares hay un PVF con solo un policía, que se releva cada 15 días. En esas condiciones es muy fácil que el narcotráfico gane terreno, con coimas de por medio, y se establezca en la zona. Según la División Policial de Sullana, en Piura hay 36 PVF, de los cuales diez se ubican en la provincia de Ayabaca. Cada uno de estos cuenta con uno o dos agentes que deben combatir el bien montado negocio del narcotráfico, en el que también participa gente del pueblo, según la policía.

Las cifras

4 Toneladas de acetona, esencial para la elaboración de clorhidrato de cocaína, fueron incautadas por la Policía Antidrogas de Piura en diciembre del 2010.

868 Kilos de clorhidrato de cocaína incautó en noviembre del 2010 la Policía Antidrogas de Piura. La droga fue mezclada con harina de pota.

Los comentarios están cerrados.