LORETO. El 16 de julio, el ministro de Salud, César Vásquez, y personal de esta cartera llegaron a las comunidades nativas Inca Roca y Unanchay, de la Nación Chapra, ubicadas en la provincia Datem del Marañón, en la región Loreto, cerca de la frontera con Ecuador. Sin embargo, aunque esta visita fue anunciada como un hito histórico, hasta la fecha, las promesas y compromisos asumidos no se han implementado.
Además, la Nación Chapra aun no tiene un diagnóstico formal u oficial de la enfermedad que alarmó a su población. Hasta la primera semana de julio, había provocado la muerte de, al menos, cinco menores de cinco años, en el distrito Morona. A nivel regional, el registro más reciente del Centro Nacional de Epidemiología, Prevención y Control de Enfermedades (CDC), del Ministerio de Salud (Minsa), da cuenta de 15 muertes.
Al respecto, Olivia Bisa Tirko, presidenta del Gobierno Territorial Autónomo de la Nación Chapra, que agrupa alrededor de 28 comunidades de los distritos de Morona y Pastaza, señaló a Inforegión que la semana pasada recibió una llamada telefónica procedente de la Dirección Regional de Salud Loreto (Diresa Loreto).
Durante esa conversación, se le comunicó que la enfermedad, que había causado síntomas como vómitos, diarrea, fiebre alta y otros malestares, se trataba de la fiebre tifoidea. La tifoidea es causada por la bacteria Salmonella Typhi. Las poblaciones sin acceso a agua salubre y a saneamiento son más propensas a su contagio.
«Me llamaron y me dijeron que ya tenían los resultados y que era tifoidea. Yo les he pedido que me envíen un documento oficial para poder responder a mi nación e informarles qué cobró la vida de nuestros niños y afectó a decenas de personas. Pero, hasta ahora, no han mandado esa información. Si se confirma que es tifoidea, sería una vergüenza. ¿Cómo por esa enfermedad pudo morir tanta gente? Cuando, si se trata oportunamente y si se recibe la atención adecuada, se pueden salvar vidas», indicó la líder indígena.
Promesas y compromisos sin cumplir
Entre las promesas que hizo el ministro César Vásquez, está la construcción de módulos de salud, el suministro de una embarcación para el traslado de enfermos, así como un sistema de radiofonía e internet para una oportuna atención.
«El ministro se dio cuenta que en la comunidad Unanchay no hay un centro de salud como tal. Los pacientes se atienden en una casa que se hizo con la colaboración del pueblo. No tenemos cómo comunicarnos con las demás comunidades, no tenemos Internet. En Inca Roca, Pronatel (Programa Nacional de Telecomunicaciones) puso Internet para el sector educación, pero por lo mismo tiene horarios establecidos: está habilitado solo de 8 a.m. a 8 p.m. y durante la época escolar, es decir, desde marzo hasta quincena de julio; desde el 20 de agosto hasta la quincena de diciembre y, nuevamente, se vuelve a habilitar en marzo», detalló.
Para Olivia, esta es una situación preocupante y absurda, pues, las emergencias no tienen un horario y, en caso ocurriera una en la noche, se tiene que esperar al día siguiente a las 8 de la mañana para recién tener acceso a Internet y pedir atención. Por otro lado, según contó, el personal de salud tiene que pedir presentado a los docentes sus celulares para que puedan comunicarse con las comunidades. En el caso de Unanchay, tanto los profesores como los técnicos enfermeros tienen que viajar cuatro horas hasta el punto de Internet.
Mayor dotación de medicamentos
«No tenemos ninguna garantía para comunicarnos cuando hay alguna emergencia. En las demás comunidades no contamos con ningún tipo de comunicación. La demanda por una conexión a Internet y mejores vías de comunicación es clave para nosotros. Además, exigimos una coordinación constante para que la dotación de los medicamentos sean mensuales. En todos los distritos de Morona, el suministro de medicamentos es cada seis meses. Es ilógico. El virus o la enfermedad no va a esperar esos seis meses», añadió.
Asimismo, comentó sobre la necesidad de tener una buena cantidad de suministros de sueros antiofídicos (se usan para contrarrestar el veneno de algunos animales), porque en época de sequía, como la que se está viviendo ahora, “hay más movimiento de la población para buscar espacios donde cazar y pescar”. Esta actividad puede ser riesgosa, porque muchos animales se acercan a las comunidades en búsqueda de alimentos, entre ellos las serpientes.
«Hace una semana, mi apu me dijo que hubo tres picaduras de víboras, pero en la red de salud solo tenemos uno o dos sueros antiofídicos para todos los seis meses. Es ridículo. Estamos en una zona tropical, donde hay distintas enfermedades, accidentes con animales, incluyendo a las serpientes», refirió.