El lunes 4 de marzo al mediodía se fue Juan Briceño Pomar, policía ejemplar, entrañable amigo y brillante colaborador de Ciudad Nuestra. Juan, «el Negro» para sus amigos, tenía 58 años. Se fue temprano, cuando aún tenía mucho que dar y mucho por hacer. Sus restos están siendo velados en la Parroquia Virgen de Fátima en Miraflores, donde el miércoles 6, a las 7:00 de la noche, el Padre Chiqui oficiará una Misa de cuerpo presente; el jueves 7 a las 9:30 de la mañana sus restos serán cremados en el Cementerio de la Policía Nacional en Chorrillos. Nuestras más sentidas condolencias para su querida esposa Patricia y sus hijos Juan Pablo y Paloma, así como para sus demás familiares, amigos y para la gran familia policial a la que orgullosamente pertenecía.
Su principal legado es su aporte a la reforma policial en el Perú. Primero, durante el gobierno de transición de Valentín Paniagua participó en la preparación del documento Bases para la Reforma Policial (julio del 2001), junto con los oficiales Danilo Guevara, Luis Vizcarra, Augusto Álvarez Echaiz y Roberto García, convocados por el entonces ministro del Interior Antonio Ketín Vidal. Segundo, redactó junto con Carlos Basombrío el informe final de la Comisión Especial de Reestructuración de la Policía Nacional (febrero del 2002), que fue constituida por el presidente Alejandro Toledo durante la gestión ministerial de Fernando Rospigliosi. Tercero, fue el único secretario técnico de la comisión que se constituyó para facilitar la implementación de las recomendaciones de reforma y darles seguimiento, ejerciendo el cargo bajo varios ministros del Interior. Entre el 2004 y el 2006 fue él quien tercamente mantuvo viva la llama de la reforma, cuando ésta ya había sido abandonada a nivel político.
También fue un destacado policía operativo con varios años de experiencia en la lucha contra las drogas, que le fue de mucha utilidad cuando el 2003 recibió el encargo de establecer el Escuadrón Verde, con la función de golpear a la delincuencia y el tráfico de drogas en la capital, previo trabajo de inteligencia operativa, labor que cumplió durante cuatro largos años con la excelencia que lo caracterizaba.
Siendo todavía mayor, su distinguida trayectoria -primer puesto en los cursos de tenientes y capitanes- lo llevó a ganar una beca para estudiar Criminología en la Universidad Complutense de Madrid, España, donde obtuvo el primer puesto entre 156 estudiantes. Estando en el último de sus tres años de estudios ocurrió el autogolpe de 1992, ante el que protestó enviando una carta personal al director general de la Policía expresando su desacuerdo con el respaldo institucional a la ruptura del orden constitucional, lo que le costó perder su cargo de jefe de seguridad de la Embajada del Perú en España y su inmediato pase a retiro, así como trece órdenes de captura internacional.
Recién pudo regresar al país nueve años después gracias a las gestiones de Pedro Planas, entonces asesor del presidente Paniagua, quien además logró su reingreso a la Policía. Durante la gestión de Rospigliosi, en febrero del 2002 fue rápidamente ascendido a comandante y coronel por acción distinguida.
Luego de dejar la institución policial a su pedido en diciembre del 2007, se desempeñó como asesor internacional del Ministerio de Gobernación y la Policía Nacional Civil de Guatemala contratado por la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, consultor del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), tercer miembro del Consejo Nacional Penitenciario del Instituto Nacional Penitenciario (INPE), asesor del presidente de Devida Rómulo Pizarro y consultor de Ciudad Nuestra. Su deseo de contribuir a definir la política pública de seguridad ciudadana en el Perú lo llevó a aceptar la invitación de asesorar al candidato presidencial Pedro Pablo Kuczynski.
Sus últimos dos años de vida fue gerente de Seguridad Ciudadana de la Municipalidad de Miraflores gracias a la invitación de su alcalde Jorge Muñoz. Durante su gestión el respaldo ciudadano a la labor del Serenazgo se incrementó significativamente, pasando del 75% el 2011 al 82% el 2012, consolidando a Miraflores como uno de los tres distritos más seguros de la capital y del Perú, y un modelo en seguridad ciudadana. Sus éxitos en integrar las estadísticas de la Policía y del Serenazgo, y en incorporar el twitter para la comunicación con los vecinos fueron reconocidos por Ciudadanos al Día en el Premio Buenas Prácticas en Gestión Pública 2012. Estos logros fueron recompensados con creces por la generosidad del alcalde Muñoz durante su enfermedad.
Su legado intelectual incluye los libros La Policía que Lima necesita, escrito en coautoría con Gino Costa y Carlos Romero, y publicado a fines del 2008 por Ciudad Nuestra, y Perfil del policía peruano, publicado por el Instituto de Defensa Legal (IDL) el 2004.
Juan combinaba su excepcional capacidad e integridad con una gran sencillez, don de gentes y sentido del humor, que inspiraban admiración, respeto y cariño tanto en sus subordinados como en sus jefes, así como en sus amigos.
Negro, te mantendremos siempre en nuestros corazones. Descansa en paz.
Los comentarios están cerrados.