Muñecos de la mafia

En artículo en el diario La República que reproducimos a continuación, el analista Juan de la Puente, alerta de la infiltración del narcotráfico en la política y da cuenta de lo laxo que ha sido el sistema para impedir la relación cocaína-política en el país.  En ese marco, precisa que la suscripción del Pacto Etico el próximo 19 de abril será una  oportunidad para corregir el desinterés mostrado por la clase política en el tema.

La República. A propósito del caso de Nancy Obregón, el Parlamento volverá a investigar después de 11 años a uno de sus miembros por narcotráfico. La indagación debería ser emblemática, en un contexto de creciente asociación entre cocaína y política, de lo que da cuenta, además de lo señalado, el caso del ex alcalde de Ucayali, Luis Valdez y el de una familia norteña, recientemente denunciada por narcotráfico por la Fiscalía, que habría financiando la campaña electoral de por lo menos uno de los 120 congresistas actuales.

Once años es demasiado tiempo. En ese lapso una narcoaerolínea financió las campañas de los partidos políticos “grandes”; consejeros regionales y alcaldes fueron investigados por tráfico de drogas, sin resultados; dirigentes cocaleros fueron detenidos en posesión de insumos químicos para el refinado de la cocaína; y abogados de narcotraficantes confesos pretendieron postular a cargos de elección popular.

Antes, en la década pasada, los nombres de por lo menos dos parlamentarios aparecieron en las agendas personales de capos mafiosos, en tanto un asesor presidencial, Vladimiro Montesinos, recibió cupos de carteles colombianos y firmas peruanas.

El sistema ha sido laxo para impedir la relación cocaína-política y este no es un problema exclusivamente legal. De hecho, ahora mismo, la posición de los políticos sobre el tráfico ilícito de drogas es formal, sin correlato en una cultura antimafia, partidaria y personal.

La maldición del voto preferencial y el desorden en el financiamiento electoral son dos de los instrumentos con los que cuentan los narcotraficantes para acercarse a los políticos.

La mayoría de ellos no se dan por notificados de la nueva situación: el desembarco mexicano, el crecimiento de los cultivos ilícitos, el incremento del consumo interno, la sofisticación del lavado de activos y la baja capacidad de decomiso de droga e insumos químicos.

La batalla contra la narcopolítica la lideran los medios y no los políticos, algo muy raro y paradójico en el país segundo exportador mundial de cocaína, el primero en breve plazo si no se adoptan decisiones firmes.

Una oportunidad para corregir el desinterés será la suscripción del Compromiso Ético que firmarán el próximo 19 de abril los partidos y movimientos para impedir la infiltración del narcotráfico en la política. Ojalá ninguno busque pretextos para no suscribirlo.

(*) http://juandelapuente.blogspot.com/