SAN MARTÍN. En la comunidad nativa de Shimpiyacu, Moyobamba, vive Nelyda Entsakua (38), quien junto a 16 mujeres artesanas se dedican a la elaboración de piezas únicas con semillas nativas. Ellas creen firmemente que se debe continuar el legado a las futuras generaciones para preservar su cultura.
El emprendimiento de biojoyería se creó en el 2019, cuando un grupo de mujeres se unió al Programa Nacional de Conservación de Bosques para la Mitigación del Cambio Climático del Ministerio del Ambiente (Minam). La lideresa Nelyda Entsakua visionó que podía restaurar diversas semillas nativas, que en muchos casos ya no existían en sus comunidades, como el huayruro, la achira, el choloque, entre otras más.
Estas mujeres emprendedoras buscan, intercambian con otras comunidades y cultivan las semillas de plantas y árboles que ellas mismas siembran. “La comunidad nos ha donado cuatro hectáreas y con eso tenemos un vivero”, afirma a Inforegión, contenta, Entsakua.
Mujeres desde los 17 años hasta las ancianas participan en este bionegocio creando pulseras, collares y aretes con diseños únicos. Cada una tiene entre 30 y 40 piezas. Luego se venden en diversas bioferias, o ellas son invitadas a participar en eventos.
Su lideresa, junto al proyecto, es becaria del Programa Mujeres Indígenas de la Amazonía de Conservación Internacional Perú, en el cual se han capacitado en talleres de líderes para manejar redes sociales, preservar del medio ambiente, entre otros.
“Su proyecto apunta a fortalecer las capacidades de gestión de la organización de mujeres artesanas, así como de fortalecer el proceso de recuperación de ecosistemas en su comunidad”, afirman desde Conservación Internacional Perú.
Sus planes a futuro son que estos plantones se sigan preservando y así poder intercambiar con otras comunidades que no tengan esos tipos de semillas. Además, han visto un mercado en la restauración de maderas. Dos proyectos que sin duda pueden dar resultados favorables para todas las familias y comunidades involucradas, pero sobre todo, Entsakua aclara que este proyecto también es para “dejar a nuestros hijos y nietos. Queremos mantener sus costumbres y que se identifiquen con las del awajún”, afirma.