En el Perú, todos los volcanes activos, en reposo o en erupción tienen el potencial de generar lahares. Se trata de uno de los peligros más comunes que presenta un volcán, inclusive si está en actividad o no. Un lahar es un flujo formado por la mezcla de cenizas y rocas volcánicas depositadas en los flancos de los volcanes durante erupciones pasadas con el agua producto de intensas lluvias o por el deshielo de capas de nieve o hielo. Los lahares tienen un aspecto similar a la mezcla de concreto y se desplazan aprovechando las pendientes de las laderas de un volcán.
Dependiendo el porcentaje de agua involucrada en su formación, pueden descender violentamente por las quebradas y recorrer decenas de kilómetros. En la actual temporada de lluvias pueden producirse lahares en los volcanes Chachani, Misti, Coropuna, Sabancaya y Ubinas. En conjunto, más de 200 mil personas están en riesgo ante la posible ocurrencia de este tipo de peligro.
En ese sentido, el Instituto Geofísico del Perú (IGP) monitorea en tiempo real el posible descenso de lahares, para lo cual hace uso de las redes de vigilancia geofísica instaladas en las laderas de los volcanes. En el caso del Ubinas, durante este nuevo año, el IGP, a través del Centro Vulcanológico Nacional (Cenvul), ha emitido dos alertas por descenso de lahares encausados en la quebrada Volcanmayo (flanco sur del volcán), las cuales fueron comunicadas oportunamente a las autoridades de la Municipalidad Distrital de Ubinas, Gobierno Regional de Moquegua, Indeciy a la población.
En estas ocasiones, los flujos interrumpieron temporalmente las vías de comunicación que conectan el valle de Ubinas con la ciudad de Arequipa. No se descarta que estos lahares ocurran nuevamente durante los siguientes meses de precipitaciones, principalmente por las quebradas Volcanmayo, Chiflón, Antapi y el río Sacohaya.
En el caso del volcán Misti, durante la temporada de lluvias 2019 se emitió una alerta tras el registro de un lahar que descendió por su flanco noroeste. Afortunadamente, en los últimos años estos flujos han involucrado pequeños volúmenes de agua que no han representado mayor riesgo para la población.
No obstante, no deben descuidarse la implementación ni la ejecución de medidas de prevención, tales como la limpieza de cauces y la construcción de muros de contención. En ese panorama, el IGP brindará la alerta oportuna a las autoridades y a la población sobre el descenso de estos flujos.
En los próximos días, el IGP reforzará su red de vigilancia geofísica en el volcán Ubinas, lo cual permitirá mejorar la detección de lahares y determinar mayores características de estos flujos. Así, se podrá generar información útil para beneficio de alrededor de 4000 habitantes del valle de Ubinas.
Por José Del Carpio, Vulcanólogo del Instituto Geofísico del Perú