Hace más de 3 años el profesor y científico Francisco Cuéllar vio que muchos países habían desarrollado la tecnología necesaria para poder explorar sus costas marítimas, ríos y mares. Asimismo, vio que también podían determinar las condiciones en que las aguas se encontraban y hasta conocer más acerca de la fauna que habita en los mares. Entonces, él se preguntó «¿Por qué no podemos hacer esto en Perú?».
Es así como el Centro de Tecnologías Avanzadas de Manufactura (CETAM), entidad de la cual Cuéllar es el director y que pertenece a la PUCP, presentó el proyecto «Monitoreo oceanográfico y ambiental mediante vehículo submarino sensorizado operado remotamente» y, luego de una larga espera, el gobierno peruano decidió financiar la construcción del mismo. El vehículo submarino robótico sensorizado (ROV en sus siglas en inglés) demoró 22 meses en realizarse y costó alrededor de 500 mil soles.
El dispositivo ROV se especializa en registrar la actividad marina, conocer las propiedades de los mares y observar los suelos de las profundidades; sin embargo, Cuéllar identificó otra función tan importante como las anteriormente mencionadas: el cuidado ambiental.
“La idea fue utilizar tecnología de robótica en los mares peruanos. Ahora bien, vimos que el tema medioambiental estaba muy fuerte a nivel mundial, así que también decidimos aplicar el ROV en la medición de características ambientales del agua como parámetros físicos y químicos. Este dispositivo nos permite tener una cámara de video bajo el agua y con esto dar un análisis cualitativo del fondo marino. Además, tiene hidrófonos para medir el ruido submarino (micrófono para el agua). Toda esa data se puede capturar, se puede ver en tiempo real en una computadora y luego enviársela a científicos especializados para su análisis», comentó.
Una de las metas más ambiciosas es poder explorar las profundidades marinas, las cuales por su difícil accesibilidad son poco conocidas. Cuéllar aseguró que el ROV está diseñado para aguantar 120 metros de profundidad. El científico comentó que están trabajando conjuntamente con biólogos marinos, ya que estos están interesados en la exploración del fondo marino y los potenciales descubrimientos que podrían hacerse.
«Tenemos el objetivo de incluso poder llegar más al fondo, pero cada vez que aspiras a más profundidad eso implica mayor costo porque hay más presión del agua y se necesita un equipamiento más resistente», sostuvo el directivo del CETAM, quien confía que la promoción del ROV y los resultados alcanzados sean el motor que haga que el gobierno siga invirtiendo en el proyecto y financien más construcciones de estos aparatos.
Fernando Cuéllar explicó que el ROV no solo ayudará al desarrollo ambiental y científico del Perú, sino que permitirá ayudar a detectar la pesca ilegal en nuestros mares. Actualmente, muchos cazadores ilegales hacen esta actividad usando explosivos, así que el dispositivo puede detectar la fuente de las detonaciones y dar con los culpables.
De igual forma, este dispositivo permite monitorear la crianza de las conchas de abanico, producto que el Perú exporta y que genera millonarios ingresos. El ROV permite medir las condiciones del agua y revisar de manera constante la situación del ecosistema en donde crecen estas conchas. «Este monitoreo un buzo no lo puede hacer, pero nosotros sí. Estamos preocupados por el medio ambiente y por nuestros mares. No buscamos vender nuestros dispositivos, solo queremos brindar un servicio para la conservación de nuestro país», señaló Cuéllar.
El dispositivo ya ha sido probado en Paracas y fue todo un éxito, ya que se pusieron a prueba todas las características del ROV y los resultados fueron satisfactorios. Cuéllar y sus cuatros trabajadores ya planean la construcción de más dispositivos e incluso quieren idear un aparato que permita escanear todo el fondo marino de la costa peruana para tener un mapa completo del mismo.
En el Perú hay mentes brillantes que solo necesitan que sus proyectos sean financiados para poder llevarlos a cabo. El monitoreo oceanográfico ha sido un éxito y tiene un gran futuro por delante. ¿Hay más proyectos en mente? Por supuesto que sí. Ganas hay, ingenio sobra.