En nuestra vida diaria, vemos el uso continuo de modelos para estimar cómo sucederán ciertos eventos a futuro. Por ejemplo, cuando inició la pandemia por la COVID-19, veíamos a los analistas en las noticias explicar con gráficas y curvas cuántos contagios se esperaban en los próximos días o cuánto tiempo pasaría para tener vacunas. Los modelos matemáticos intentan demostrar situaciones lo más cercanas a la realidad; sin embargo, para lograr este objetivo, los científicos necesitan la mayor cantidad de datos posibles.
En el caso de volcanes, es posible realizar el modelamiento matemático de los peligros volcánicos. Como principal insumo, se necesita un modelo digital de elevación, conocido por sus siglas en inglés como DEM, el cual es una reproducción de la topografía en el que cada punto o coordenada tiene el dato de la elevación. Mientras más puntos tenga el DEM, más exacta es la reproducción de la realidad.
Actualmente, el DEM gratuito con mejor resolución es de 12.5 m, obtenido con imágenes del satélite ALOS PALSAR; no obstante, muchas veces esta resolución no es suficiente dado que los peligros volcánicos se desplazan usualmente por quebradas donde se ubican viviendas que no se pueden distinguir en un pixel de 12.5 x 12.5 m. Para solucionar este inconveniente, los vulcanólogos realizamos sobrevuelo de drones que captan fotografías que, luego de ser procesadas, nos permiten obtener DEM con resolución de unos pocos centímetros. De esta manera, se logra obtener un detalle más exacto de las viviendas, calles, puentes, entre otros elementos.
Luego de tener un buen DEM, se utilizan diversos programas para modelar matemáticamente el peligro volcánico de interés: lahares, dispersión de ceniza, flujo de lava, flujos piroclásticos, avalanchas de escombros y demás. Cada peligro volcánico necesita de datos geológicos de erupciones pasadas, los cuales varían de un volcán a otro. Como resultado, se obtiene la distancia que recorrería el peligro volcánico, las zonas que afectaría y, en algunos casos, la velocidad y tiempo de llegada a cada sector. Estos datos se plasman en un mapa que presenta la afectación de cada peligro para tres escenarios: alto, moderado y bajo peligro, siendo el primero el que tiene más probabilidades de ocurrir.
Esta información se explica en informes técnicos que son distribuidos a autoridades y población. En el Instituto Geofísico del Perú (IGP) se han trabajado en estos modelos aplicados al volcán Misti, tras lo que se entregaron informes técnicos al distrito de Mariano Melgar y, próximamente, a Cayma y Alto Selva Alegre. De esta manera, se espera continuar brindando está información en los demás distritos de Arequipa, así como reproducir este trabajo en todos los volcanes del territorio peruano para continuar haciendo «Ciencia para protegernos, Ciencia para avanzar».
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